La Paz/Cosas Claras.- Fanny Zeballos tiene 20 años, su rostro tiene rasgos adolescentes nítidamente definidos, sus ojos grandes y expresivos recorrían su mano derecha desde los dedos hasta la palma, como si imaginase sostener una cabecita imaginaria. Tiene dos hijos.

Fanny cuenta que en el proyecto Segunda Oportunidad todas son “jovencitas”, pero no todas han dejado el colegio como yo, dice.

“Al principio fue raro, porque sabía que ya no podría hacer las cosas que me gustan, salir, bailar, tenía miedo”. Hace una pausa en la conversación.

Recuerda a un hombre y una mujer con caras hinchadas y ojos cansados, beben. Son sus padres, fallecieron de cirrosis hace un año.

“Cuando se enteraron que sería mamá se enojaron al principio pero luego lo aceptaron. Yo vivía con mi papá, mi mamá vivía en la calle”, afirma la entrevistada.

El alcohol acompañó a la madre de Fanny, hasta su último día de vida. “Cuando tuve a mi primer bebe mi mamá me llevó al hospital y me dijo que lo que ella no compartió con su mamá compartiría con su hija, conmigo”. Luego, su madre volvió a la miseria de la vida en las calles, estaba condenada a muerte pero aun así, “mareadita”, llamaba a su hija y nietos.

“A veces venía y traía yogurt”. Cuando sus padres murieron, Fanny entró en una depresión intensa. Por fortuna conoció el proyecto municipal, que en sus palabras “le devolvió la vida”.

Pero las cosas para ella no han sido fáciles, “cuando perdí a mi mamá ha sido como si algo me hubieran arrancado de mi corazón. Pero ahora me preparo para superar este dolor y criar bien a mis hijos”, afirma.

En los talleres, Fanny mejoró su autoestima. “Sé que valgo mucho y mis hijos también, por eso los crío positivamente. ¡Ay! Si mi mamá me viera ahora”.

Deja un comentario