La Paz/Las Cosas Claras.- Es propensa a sufrir emergencias debido a su difícil topografía y suelos, sumado a otros factores provocados por el humano. Dos hechos que marcaron este año la vida de los paceños fueron los deslizamientos en el relleno sanitario de Alpacoma y en San Jorge Kantutani, poniendo a prueba la capacidad de respuesta inmediata edil.
Las causas del deslizamiento de una macrocelda, ocurrido el 15 de enero, deberán ser aclaradas por una auditoría ambiental que efectúa el Ministerio de Medio Ambiente y Agua. El Alcalde Luis Revilla sospecha que habría, al margen de negligencia, “un sabotaje” para obligar a cerrar el recinto.
En el sector, la Alcaldía implementó oportunamente los planes para atender la emergencia. El plan inicial contempló la construcción de diques y el control de lixiviados. Posteriormente se ejecutó un plan de control que consistió en la captación de aguas, la conducción de los lixiviados, la construcción de cuñas pasivas y piscinas. Después se realizó el cierre del relleno efectuado el 21 de agosto, tras 13 años de operación.
Actualmente, con una inversión de Bs 25 millones, se ejecutan obras de prevención: el embovedado de la quebrada Alpacoma para que la descarga sanitaria de El Alto no tome contacto con la parte baja del relleno; la conformación de cuñas pasivas para dar mayor estabilidad y la implementación de una planta de tratamiento para lixiviados.
En tanto, el deslizamiento ocurrido en San Jorge Kantutani el 30 de abril fue ocasionado por la sobrecarga de las edificaciones sin autorización sobre terrenos que son parte del antiguo relleno sanitario de Sopocachi.
Los damnificados, cuyas casas quedaron en calidad de escombros o fueron demolidas, se beneficiaron con departamentos otorgados por el Gobierno y terrenos entregados por la Alcaldía en Ovejuyo, gracias a la construcción de viviendas sociales, mientras algunas familias viven aún en campamentos acondicionados.
En el área, la Municipalidad paceña ejecuta obras de estabilización con una inversión de Bs 68 millones que consisten en la construcción de 132 pilotes a una profundidad de hasta 22 metros con muros entrelazados; sistemas de captación de aguas; el embovedado del río Cotahuma y más.
