Fachada del Palacio Consistorial. Foto: AMUN.

AMUN/29-09-22
Ante la caída en la producción de gas y la reciente disposición gubernamental de priorizar el energético para la exportación, la Alcaldía de La Paz alerta que el momento representa “una oportunidad” de hacer un viraje hacia la obtención de otras fuentes de energía como la basura en combustible derivado de residuos (CDR) para hornos de las cementeras y las termoeléctricas.

“Esto significa un duro golpe a la industria, esto significa que la industria va a tener que acelerar su transformación a energías renovables, energías no convencionales, energías no vinculadas a los yacimientos fósiles que tenemos de gas natural y lo más probable es que esto sea el resultado de que, a partir del 2025 o 2026, Bolivia va a convertirse en un país importador neto de combustible, vamos a tener que importar gas, vamos a tener que importar gasolina y también vamos a tener que importar diésel”, analizó el secretario Ejecutivo de la Alcaldía de La Paz, José Carlos Campero.

El Decreto Supremo 4749 permite el uso de gas para que las empresas transformen las materias primas en productos elaborados, pero ya no para generar su propia electricidad. La norma, que entró en vigencia en los últimos días, faculta a la estatal YPFB priorice la exportación del gas natural porque asegura ingresos el erario nacional.

Con este panorama, para Campero, lejos de ser un perjuicio se constituye en “una oportunidad” para que las industrias nacionales realicen un viraje en la búsqueda de energía alternativas para la producción, por ejemplo, de cemento o las termoeléctricas.

La licitación de la “Concesión del servicio de tratamiento y disposición de residuos de la ciudad de La Paz”, que impulsa la Alcaldía de La Paz, abre la posibilidad de consolidar en poco tiempo la generación de energías renovables para el uso en la industria y el mercado interno.

“Queremos sacar la basura y convertirla en un combustible derivado de residuos, que así se llama, para que ciertas industrias que tienen hornos que funcionan a más de 1.100 grados cómo son las cementeras o las termogeneradoras de energía eléctrica, puedan incorporar este material, sustituyendo la utilización de gas natural”, explicó Campero.

Para este fin, la referida concesión está ya registrada en la página del Sistema de Contrataciones Estatales (Sicoes) para que las empresas interesadas puedan participar en el proceso y que a inicios del próximo año se inicie el proceso de implementación de una planta de tratamiento de residuos, tanto orgánicos como inorgánicos, que permitan en el tiempo generar alternativas y, al mismo tiempo, dejar de usar rellenos sanitarios para acopiar los residuos sólidos.

“La industria tiene varios factores con los que puede empezar a paliar este tema (falta de gas) y nosotros ya lo habíamos visto un año y medio antes, como Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, esta es la principal justificación del porqué nuestro modelo de negocios para el tema de la basura”, dijo Campero, quien tuvo la oportunidad de viajar a diferentes países para nutrirse de la información sobre modelos parecidos y ajustarlos a la realidad paceña.

“Nos han mostrado que tenemos desde los más avanzados (sistemas) como en Suecia donde los hornos de la cementera incorporan este tipo de residuos (sólidos) y otros de más o menos similar naturaleza en un 95%, es decir que utilizan combustibles derivados del petróleo, del gas en un 5%, hasta experiencias como en América Latina, como la de México en la que se tiene entre el 40 y 65% de coproceso. Es decir que tenemos del 40 al 65% de incorporación, no solo de residuos sólidos, sino de otros componentes como cáscara de arroz, cáscara de maní, cáscara de poroto, y una serie de cosas, restos de poda, varios materiales que se utilizan como insumos, para generar calor dentro de los hornos de la cementera”, añadió Campero para explicar el modelo que comenzará a implementar la comuna desde el 2023.

El experto en temas hidrocarburíferos Hugo Del Granado informó a Página Siete que la producción de gas cayó en cerca de 30% entre 2013 y 2022, bajando de 62 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd) a alrededor de 42 MMmcd, por lo que el Gobierno con el DS 4794 trata de rescatar volúmenes del mercado interno para la exportación.

La Fundación Jubileo recordó que en el año 2000 el 60% de la energía eléctrica generada en Bolivia provenía del agua y el 40% del gas, pero ahora esa relación es del 63% termoeléctricas, un 32% hidroeléctricas y el 5% renovables, según reporte de El Deber. Bolivia cuenta al momento con una capacidad instalada de 3.558 megavatios (MW), de la que el 72% funciona con gas y diésel.
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