Lola, una pecarí que fue mascotizada, revela las consecuencias del tráfico ilegal de animales

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Lola, la pecarí que vive en el Bioparque Municipal Vesty Pakos. Foto: AMUN

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Rufina Callizaya, guardafauna del bioparque, compartió la triste realidad de Lola y otros animales similares que vivieron como mascotas: “La mayoría de los animales han venido como animal de compañía, los han comprado, o lo han conseguido, no sabemos cómo, pero siempre son mascotas de alguien”.

Lola, como muchos otros, arribó al Vesty Pakos con problemas derivados de su vida entre humanos. “Vienen ya con un nombre, y obedecen a ese nombre. Ha llegado así, con una correa, con el pelaje opaco, porque ellos necesitan lodo. Solo quería comer lo que la persona comía, porque ellos tienen otra dieta”, explicó Callizaya.

Su situación es difícil debido a su pasado. “Hasta ahora Lola sufre las consecuencias de haber sido mascotizada”, señaló Callizaya.

“Es muy difícil que esté en compañía de otros pecaríes, es por eso que está apartada de la otra manada. Ella no confía en otros animales de su raza, pero se comporta como una mascota ‘como un perrito’ cuando está con humanos”, explicó la guardafauna.

La historia de Lola es un recordatorio de los desafíos que enfrentan los animales que han sido sacados de su hábitat natural y tratados como objetos de compañía. Sin embargo, en el Bioparque Vesty Pakos, se trabaja arduamente para ofrecerles una vida digna y restaurar su bienestar físico y emocional, tal como lo aseguró el administrador, Omar Rocha.

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