La Paz/AMN.- Dos de los tres albergues para la atención de personas inmigrantes y vulnerables en el municipio de La Paz están en funcionamiento. En uno se cobija a personas varadas que no pudieron regresar a sus lugares de origen por la cuarentena y en el otro, a inmigrantes venezolanos, informó la secretaria Municipal de Desarrollo Social, Rosmery Acarapi.

El tercer albergue está destinado a personas en situación de calle, con problemas de consumo de alcohol y drogas. El mismo está listo y acondicionado, solo falta que el Comando Departamental de la Policía asigne efectivos para la seguridad del mismo.

Mientras que el albergue Warmi Qamasa de Alto Següencoma atiende a las personas que se quedaron varadas en La Paz. Hasta el momento hay 15 personas cobijadas en el espacio.

“Tenemos mujeres, varones, adolescentes, niños y tenemos dos personas con discapacidad, intelectual y moderada, que están compartiendo el espacio que es autogestionario, donde la población, bajo un proceso de organización, hace la limpieza de los espacios comunes y prepara sus alimentos bajo un menú”, dijo Acarapi. Recientemente, la fundación Munasim Kullakita entregó un lote de alimentos frescos, principalmente carnes, con el fin de que los albergados puedan preparar sus alimentos.

La Alcaldía dispuso de un monto de su presupuesto para la adquisición de material de limpieza y otro lote de alimentos para completar el menú diario, el cual es elaborado por personal nutricional de la Secretaría Municipal de Desarrollo Social. En cuanto al reporte médico, todas las personas que llegaron al albergue están en buen estado de salud tras ser sometidas a las evaluaciones correspondientes.

Migrantes venezolanos

Un total de 19 migrantes venezolanos ya habitan en el Palacio de los Deportes de Periférica, el cual tiene capacidad para 100 personas. El Gobierno nacional donó 200 frazadas; entre los residentes extranjeros hay niños, niñas, varones y mujeres, algunas gestantes, agregó la autoridad.

“En la primera valoración médica han salido todos sin síntomas del coronavirus. Hemos tenido un pequeño contratiempo con una de las señoras gestantes de cuatro meses que ha reportado un caso de infección urinaria bastante severo y complicado. Ella está al momento internada en el hospital Cotahuma, estamos a la espera de que se recupere y vuelva al albergue”, explicó Acarapi.

El espacio es autogestionario. La fundación Munasim Kullakita hizo una segunda donación de alimentos con los componentes nutricionales óptimos que les permita a los albergados reforzar su sistema inmunológico. También se hizo la dotación de material de limpieza que es administrado por los propios habitantes del albergue.

“Hay una perfecta organización con la población al interior del albergue, ellos elaboran sus alimentos, es autogestionario en el sentido de que los espacios comunes, las baterías sanitarias y el manejo de la cocina lo hacen ellos. Nuestra participación es con temas de organización como municipio, dar información a la población y la coordinación con la Gobernación y el despacho de Gestión Social de la presidenta Jeanine Añez”, explicó Acarapi.

Tercer albergue

El último albergue que está a la espera de ser abierto es para las personas en situación de calle con problemas de consumo de alcohol y drogas. Según Acarapi, todo está listo para que se proceda a abrir el espacio, ubicado en un coliseo deportivo. Sin embargo, falta que el Comando Departamental de la Policía destine dos de sus efectivos para que haga el trabajo de seguridad en turnos de 24 horas.

“Se han hecho las coordinaciones necesarias con el despacho de la señora Presidenta, a través de la unidad de Gestión Social y con la Gobernación específicamente”, dijo la autoridad municipal, quien además señaló que la alimentación, la asistencia médica, el cobijo y los procesos terapéuticos que se impartirán en este espacio van a estar a cargo de funcionarios ediles.

Todo el personal municipal en estos albergues y que ayuda también a la población adulta mayor que está en situación de calle trabaja con trajes de bioseguridad, barbijos y guantes. Asimismo, los adultos mayores que no tienen hogar son remitidos al geriátrico Rosaura Campos.

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