Las caseritas expusieron su deseo de criar pollos en los Yungas, lo que podría reducir costos y mejorar la calidad del producto. También cuestionaron la prohibición de la exportación de carne de res, lo que no influye en la disminución del precio interno.
AMUN / 13-02-2025
La tarde del jueves, el bullicio del Mercado Modelo Yungas se vio interrumpido por la presencia del alcalde Iván Arias, quien llegó con su programa «El Negro en la Calle». El objetivo: conocer de primera mano la situación de los precios en uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad, donde las «caseritas», como se les conoce a las vendedoras, le compartieron sus preocupaciones y realidades diarias.
«Veremos qué tal está aquí en el mercado Yungas los precios», expresó el Alcalde mientras recorría los pasillos, admirando la grandeza y el colorido del lugar. Estaba claro que su intención era escuchar. «¡Ay, mira, mira, mira quién es!», exclamó una de las vendedoras al reconocer al Alcalde, quien no tardó en acercarse a dialogar.
La conversación pronto giró en torno al precio del pollo, un tema candente en la actualidad. «El precio se está trepando», aseguró una caserita, quien explicaba que el costo había subido de 17 a 19,50 bolivianos en solo una semana. “Todos los días ha ido subiendo”, agregó, mientras la autoridad tomaba nota de la inquietud. El motivo, según las vendedoras, radica en la escasez de insumos como el maíz, que encarece la producción.
“¿Este pollo de dónde viene?”, preguntó el Alcalde. La respuesta fue clara: “Cochabamba”. La sorpresa se hizo evidente en su rostro cuando se enteró de que no había pollos de los Yungas paceños en el mercado que lleva su nombre. “Eso es una desventaja”, reflexionó, sugiriendo la necesidad de incubadoras para fomentar la producción local.
Poco a poco, la conversación se tornó más intensa. Las caseritas expusieron su deseo de dar mayor de criar pollos en los Yungas, lo que podría reducir costos de producción y transporte, y así mejorar la calidad y acceso del producto. “Hay personas que hacen sus maestrías”, comentó una vendedora, aludiendo a la capacidad de los productores locales.
La charla continuó y, al llegar a la sección de carnes, la situación se tornó más crítica. “La carne está bien cara, señor Alcalde”, le comentó una vendedora, quien no pudo esconder su preocupación. Los precios se habían elevado considerablemente, y las quejas eran unánimes. “¿Cuánto está la carne?”, preguntó Arias, y la respuesta fue contundente: entre 36 y 40 bolivianos el kilo, dependiendo de la calidad.
Las quejas se multiplicaron entre las vendedoras. “El Gobierno ha prohibido que exporten, pero no hemos visto que baje el precio”, manifestó una de ellas, reflejando la frustración de muchas. “No hay ganado, y si no hay ganado, no hay carne”, afirmó una caserita, mientras otra añadía que la situación se vuelve insostenible.
En medio de la conversación, el Alcalde escuchaba atentamente, tomando nota de cada inquietud. La comunidad del mercado se sentía escuchada, aunque la incertidumbre sobre los precios y la escasez de productos pesaban en el ambiente.
Finalmente, entre sonrisas y agradecimientos, el Alcalde se despidió de las vendedoras, prometiendo llevar sus preocupaciones a las instancias correspondientes. «Queremos que sea equitativa la ley», clamó una de las caseritas, mientras la autoridad se alejaba, dejando una promesa de diálogo y acción.
En el Mercado Modelo Yungas, la vida sigue, entre precios que suben y sueños de un futuro más próspero. Las caseritas continúan luchando, una venta a la vez, mientras el Alcalde se lleva consigo la realidad de un sector que clama por atención y soluciones.
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