AMN/27-05-2021
Cada jornada comienza para la señora Lidia Álvarez con una oración para la protección de sus dos hijos y de su único nieto, para quienes busca mejores oportunidades de vida con su trabajo diario que se aboca al cuidado de los jardines de la ciudad. Por 15 años se encarga de mantener hermosos los espacios verdes y es orgullosa de ser madre y padre para su varón y mujer que siempre la esperan en el hogar.
“El trabajo es sacrificado, desde muy temprano salgo a trabajar en lluvia, en sol, en frío y viento helado, estoy deshierbando y limpiando piedritas, para que todo esté limpio y ordenado, para que la ciudad se vea aún más hermosa”, comenta la obrera de la Dirección de Mantenimiento de la Alcaldía de La Paz.
El overol, las botas y el sombrero de ala ancha son el atuendo diario que utiliza Lidia desde que, a sus 25 años, comenzó con la faena en la institución edil. Cuenta que es parte de cuadrillas de solo mujeres que recorren por diferentes puntos de la ciudad. La jornada diaria, relata, transcurre mientras deshierban y limpian en las jardineras, parques y plazas.
Sabe que su motivación es llegar a casa donde la esperan David, Daday y su nieto Ezequiel. “Siempre hice el deshierbe y también la limpieza de áreas, sobre todo cuando llueve queda todo sucio, es lindo ver después el trabajo que hemos hecho por mis compañeras y yo”, afirma Lidia con una emoción que le despierta los recuerdos de trabajo.
“Nunca falta la oración”, afirma la mujer trabajadora al momento de comenzar a hablar de sus hijos y la emoción en ella se hace más expresiva. Dice que debe pagar los gastos de servicio y alimentación, ella toma aire y dice: “no viviremos en comodidad pero no falta el pan en la casa”.
“Ha sido difícil para mí, no pude terminar el colegio, éramos cinco hermanos y para mi mamá fue muy difícil, pero tengo un gran ejemplo y ahora me toca a mí trabajar por mis hijos, ellos son mi vida entera, son mi todo”, comenta Lidia mientras hace una pausa en la entrevista.
El trabajo de la Dirección de Mantenimiento se realiza en tres turnos, los diurnos están asignados a las mujeres y por la noche son los varones que deben cumplir el plan de trabajo. Lidia prosigue con la conversación y cuenta que su mamá falleció hace seis meses y por el Día de la Madre es que estaba en apronte para llevar un ramo de flores al Cementerio General, donde está el nicho de su progenitora.
Asegura que a sus hermanas y ella, la pérdida de su mamá las afectó, pero se quedan con las lecciones de vida de lucha constante. “Soy obrera, orgullosa veo mi trabajo y escucho que la gente admira y aplaude cuando se ha terminado el trabajo, todo ordenado y lindo, no tengo miedo, lucho todos los días, soy padre y madre”, sostiene la entrevistada.
Lidia dice que por el Día de la Madre sus hijos le prepararon un almuerzo especial. Comenta que hace algunos años la sorprendían con tarjetas y otros detalles pero ahora se siente satisfecha con la comida y un abrazo que es algo reconfortante.
“El trabajo es lo principal, dejé pasar días festivos y cumpleaños dentro de mi familia, pero ellos saben bien que lo hago para darles mejores oportunidades de vida, que tengan lo que yo no pude tener cuando era niña y joven”, comenta Lidia.
Las plegarias matinales, antes de salir de casa, son recurrentes y ella dice que su augurio es para salud, bienestar y para que le vaya bien en el trabajo.
“Gracias a Dios, no me enfermé de Covid, me he mantenido sana con matecitos, comiendo cosas nutritivas, estoy agradecida con la Alcaldía, ya son 15 años y un poco más que con este trabajo nunca hice faltar pan sobre la mesa”, afirma la señora Lidia.