José Huayllas (56) añora con nostalgia aquellos maravillosos años que pasó en la plaza Triangular de Miraflores, cuando podía sentarse en una banca y observar la caída del agua de la fuente y disfrutar del aire puro, gracias a los árboles. 

“Nuestra fuente de agua que era muy hermosa, de puro bronce esas rejas hermosas, esos árboles tan hermosos. Da nostalgia ver ahora la Triangular vuelta en una plaza”, rememora Huayllas, en la publicación “Historia de los barrios paceños”. 

La historia de los parques en la ciudad de La Paz cuenta que esos espacios tuvieron sus cualidades y  características variadas en el tiempo. 

Eran espacios de “lujo”, en palabras del que fue connotado arquitecto urbanista, Emilio Villanueva (1929), así como exclusivos y ‘restringidos para los indígenas’ durante la colonia, según el historiador, Randy Chávez.

Cuando los españoles llegaron a la hoyada paceña trajeron el concepto de ciudad europea, con espacios para asambleas, las milicias y otros. Lo primero que crearon fue la plaza Alonso de Mendoza (Churupampa) y se concibió otro espacio específico para los aimaras en la hoy avenida Las Américas. Con posterioridad, se crearon las plazas Murillo, Riosinho y San Pedro, entre otros.

Según el arquitecto urbanista, Jorge Valenzuela, la urbe con las áreas verdes se perfiló como una disciplina a partir de proyectos como el de París (Barón Haussmann) o el de Barcelona (Cerdá).

En La Paz, las áreas verdes se concibieron con paseos y áreas de descanso entre cuadros verdes, alamedas o plazas, atractivos visualmente tales como las plazas Murillo, Sucre o San Pedro.

“Tenían asientos de madera y soportes metálicos, muy hermosos por cierto, que aún se ven en varias áreas de la ciudad, postes de alumbrado muy elaborados y esculturas o bustos o monumentos de personajes de la historia” según Valenzuela.

Actualmente, para la implementación de esos espacios, los profesionales urbanistas consideran que sean pulmones para la ciudad, para el equilibrio del ambiente urbano, frente a la ocupación del suelo con construcciones.

“Son áreas para la preservación de la salud de la población, para la recreación de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; deben ser áreas para proteger, consolidar y mejorar el paisaje urbano”, afirma Valenzuela.

En ese contexto, la Municipalidad paceña adoptó una política para que los espacios de recreación sean más inclusivos, es decir, contar con juegos donde puedan interactuar también las personas con discapacidad, como la experiencia del parque de Las Cebras en Sopocachi o la rampa inclusiva que tiene el parque metropolitano de Laikacota. “Nosotros queremos adoptar el criterio de que sea un parque integrador porque se tiene que integrar tanto la familia como las personas con discapacidad”, explica el  gerente de parques y jardines de la Empresa Municipal de Áreas Verdes (Emaverde), Rodrigo Layme.

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