AMN/12-11-21
Elizabeth Cuarita es mamá de cinco hijos: 17, 15, 13, 9 y 7 años de edad. Este viernes recogió canastas escolares de sus tres hijos menores y el domingo lo hará de sus hijos mayores. “Estos alimentos me van a abastecer por muchos meses, hasta un año, esto es para mí una gran ayuda, es la segunda vez que recojo”, dijo cuando salía del Liceo La Paz, donde recogió leches, galletas, aceites, harina y vales de azúcar.
Agregó que cuando sus hijos asistían a clases presenciales y recibían el desayuno escolar en sus colegios, nunca se imaginó que podría ser esa cantidad la que consumían si se llegaba a juntar. “Nosotros en la casa les damos ahora el desayuno y a veces no alcanza, por eso ahora el alcalde Iván Arias nos está reponiendo”, dijo Cuarita.
Afirmó que tiene una tienda para sostener a su familia. “Tengo un negocios, una tienda de barrio que me da para comer, aunque poco, pero me da, aunque es en alquiler y eso me preocupa, cada mes hay que pagar, pero gracias a Dios que nos ayudan”, dijo a tiempo de señalar que es una mujer de fe y que su esperanza está puesta en Dios que no le ha fallado hasta ahora.
La madre de cinco hijos llegó este viernes a las 06:20 al punto de distribución unidad educativa Naciones Unidas, ubicado frente al Hospital Obrero, donde hizo fila hasta las 11.00, cuando recogió los alimentos y acomodaba los productos para esperar que la recojan.
“Llegué y era la número 336, dos de mis hijitos han venido conmigo, pero se han quedado afuera y me he hecho ayudar con los cochecitos; ahora voy a esperar a mi esposo para que me recoja, es chofer, porque si espero un taxi, ¿cuánto me va sacar?”, comentó a la AMN.
La mujer le agradeció al alcalde Arias y pidió que siga así, ayudando sobre todo a los que tienen muchos hijos.
En el mismo punto de distribución y bajo el sol del mediodía de este viernes, Estela Miranda de 69 años de edad, esperaba tomar un taxi: la abuelita había recogido los productos de su nieto de 17 años y que este 2021 saldrá bachiller del Colegio Hugo Dávila.
Muy emocionada y con lágrimas en los ojos, Estela dijo que le pidió a Dios darle vida para ver llegar a su nieto a este momento, a un paso de ser bachiller. “Le pedí vida a Dios y se cumplió, aunque estoy muy delicada, tengo hemorragias, esto me ha llevado al hospital y ahí me han salvado la vida”, conto la anciana.
Le prohibieron desde entonces hacer esfuerzos y alzar peso, pero pese a eso, ella se arriesgó y fue a recoger la canasta estudiantil de su nieto. “Me dijeron que descanse, que me podía dar un infarto y no puedo alzar peso, casi nada, pero estoy tomando vitaminas aunque no tengo fuerzas”, narró la abuelita.
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