Un llamado a la paz, el amor, la reconciliación y el perdón

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El Alcalde acompañado de la dirigente de FENAENA colocan su Illa. Foto: AMUN

En la inauguración de la Alasita del Bicentenario, llena de tradición, esperanza y solidaridad, los diplomáticos acreditados al país colocaron su illa en un altar adornado con flores y luces.

AMUN / 24-01-25

La mañana de este 24 de enero amaneció radiante en La Paz, y con ella, la esperada inauguración de la Feria de la Alasita del Bicentenario. El bullicio de la ciudad se tornó en un murmullo reverente cuando, en el Parque Urbano Central, se dieron cita diplomáticos de diversas naciones, todos con un objetivo común: rendir homenaje a una tradición profundamente arraigada en el corazón del pueblo boliviano.

La ceremonia ritual comenzó con un colorido despliegue de danzas y música folclórica, donde cada paso, cada nota, parecía resonar con las esperanzas de un país que celebra 200 años de historia.

En medio de esta festividad, los embajadores y representantes de países como Argentina, Brasil, Estados Unidos, España, Francia, Turquía, Canadá, Colombia y México se unieron en un gesto simbólico que trasciende fronteras y diferencias. Cada uno de ellos colocó su illa (el amuleto que atrae abundancia y fertilidad), en un altar adornado con flores y luces, cada una con un deseo sincero para Bolivia y el mundo.

«Que la paz y la unidad prevalezcan», susurró el embajador de Brasil, mientras depositaba su illa, un pequeño símbolo que representa la esperanza de un futuro mejor. «Que la prosperidad y la democracia florezcan en cada rincón de este hermoso país», agregó su homólogo estadounidense, con un brillo de admiración en sus ojos ante la riqueza cultural que emana de esta feria. Así, uno tras otro, los diplomáticos compartieron sus mensajes de inclusión y amor, construyendo un puente de solidaridad que, aunque con diferentes idiomas, hablaba un mismo anhelo.

La Alasita, reconocida por la UNESCO como un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se erige como un espejo donde se reflejan no solo los sueños y aspiraciones de los bolivianos, sino también las esperanzas de un mundo que anhela la paz.

La feria, que tradicionalmente se celebra en honor a Ekeko, el dios de la abundancia, cobra un significado aún más profundo en esta edición Bicentenario, convirtiéndose en un símbolo de reconciliación y unidad.

El momento culminante de la ceremonia llegó con la entrega final de una illa por parte del Alcalde, quien, junto a la representante de la Federación Nacional de Artesanos y expositores de la Feria de Navidad y Alasitas (FENAENA), Candelaria Vargas, elevó su voz en un llamado “a la paz, el amor, la reconciliación y el perdón”.

Sus palabras resonaron como un eco en la multitud, recordando a todos los presentes que la Alasita no es solo una feria, sino un espacio donde los sueños se materializan y las esperanzas se entrelazan.

Con el sol aún brillando en el cielo paceño y cuando el reloj marcaba las 12:00 la Banda Municipal Eduardo Caba interpretó las melódicas nota del Himno a La Paz. A la misma hora como en 1781 cientos de paceños llegaron a la Plaza Murillo para comprar sus billetitos, casas, autos entre otras miniaturas pidiendo se cumpla su deseo. Otros miles de ciudadanos invadieron las plazas de la ciudad donde se instalaron artesanos para cumplir con la tradición.

Luego el alcalde, que se puso su poncho de Alpaca y acompañado de su esposa Mercedes Butrón, secretarios y ejecutivos de FENAENA, que también llevaban puesto un poncho se dirigieron a la puerta principal de la feria para efectuar el tradicional corte de cinta.

Así la Feria de la Alasita del Bicentenario 2025 se inauguró no solo como un evento cultural, sino como un manifiesto de anhelos compartidos, un abrazo simbólico entre naciones y un recordatorio de que, aunque los caminos sean diferentes, el deseo de un mundo mejor es un hilo que une a la humanidad. La fiesta apenas comenzaba, y con ella, la promesa de un futuro lleno de posibilidades.

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