La Paz/AMN.- “Es un día más de vida que nos dan; sin conectarnos a la máquina no lo contaríamos. Gracias a Dios por darnos una segunda oportunidad”, dice Lourdes Arias de 47 años, una enferma renal que hace 20 años, tres veces a la semana, recibe hemodiálisis.

De constitución delgada y con el rostro pigmentado a consecuencia de la enfermedad renal que padece y el tratamiento que recibe, Lourdes afirma que no tiene temor de revelar su enfermedad, pese a la discriminación que en algún momento enfrentó.

Ella, junto a otros pacientes, estuvo en el nacimiento de la prestación del servicio en la nueva Unidad de Hemodiálisis, dependiente del hospital municipal Los Pinos, que fue inaugurado este miércoles en la zona de Achumani, Macrodistrito Sur.

Lourdes recibe hemodiálisis desde sus 27 años. Al inicio de su tratamiento, debía pagar 120 dólares por sesión. Como ella, otros pacientes también tenían que erogar esos altos costos; muchos no podían pagar, por lo que vendieron sus posesiones.

“(El servicio) solo había en el Hospital General, en (clínicas) particulares, no en muchas. Se sufría, más que todo económicamente. Muchos compañeros, que ya están al lado de Dios, vendieron sus casas, sus movilidades y muchas familias se desintegraron, porque no teníamos esa ayuda, como ahora”, explicó en medio de la inauguración.

Pero desde que está vigente la Ley 475 de Prestaciones de Servicios de Salud Integral (2013) y su reglamento (2014), el tratamiento es gratuito.

En cumplimiento de esta Ley y como parte del Programa de Salud Renal, el Gobierno Municipal de La Paz hace tres años paga la hemodiálisis de alrededor de 468 pacientes, 27% de la población del municipio de La Paz sufre de problemas renales.

“Es un promedio de 60 mil bolivianos por paciente al año. El 2018, nuestros 468 pacientes nos han significado algo más de 28 millones de bolivianos”, informó el director de Salud, Cristian Pereira.

La nefróloga de la Unidad de Hemodiálisis del Hospital Los Pinos, Patricia Peñalosa, explicó que los pacientes que reciben hemodiálisis son aquellos que padecen insuficiencia renal, es decir, cuyos riñones no cumplen su función de expulsar las toxinas del cuerpo. Con este tratamiento se ayuda al enfermo a expulsar esas toxinas.

“La hemodiálisis es un tipo de terapia sustitutiva renal. Es un tratamiento que sustituye la función del riñón, no enteramente porque tiene muchas funciones, sino sustituye la parte de la función renal que es filtrar agua, sacar líquido del cuerpo, sacar toxinas”, acotó.

Para prevenir estas enfermedades, recomendó que las personas deben evitar consumir exceso de sal, azúcar y bebidas alcohólicas y, además complementar con una alimentación saludable.

La fortaleza

Lourdes, al igual que otros muchos enfermos renales, tuvo que superar el abandono de su familia. Por ello, el personal médico y sus “compañeros”, como ella llama a los otros pacientes, cubren esa ausencia.

“Acá encontramos una familia, con el personal, médicos licenciadas y compañeros porque a veces hasta la familia, no de todos, nos da la espalda, se cansa. En mi caso me dejaron sola, pero sigo. No me voy a dar por vencida. Me siento capaz de seguir adelante y me siento orgullosa de ser paciente renal, no me avergüenzo, vivo feliz”, aseguró con voz segura, resultado de su fortaleza.

Ella vive en la zona 16 de Julio en El Alto y para sus la hemodiálisis baja tres veces a la semana, hasta el hospital de Clínicas de La Paz; cada sesión le lleva durante cuatro horas.

“Amo el hospital de Clínicas, pero veo acá que es muy hermoso”, manifestó tras conocer los ambientes de la Unidad Hemodiálisis, la segunda en La Paz dependiente de la Alcaldía.

Lo ideal es que tras dos años de hemodiálisis, el enfermo se someta a un trasplante. Sin embargo, la falta de un programa nacional para fortalecer los trasplantes evita que se realicen este tipo de intervenciones quirúrgicas. Por ello, pacientes como Lourdes dependen de este servicio para continuar con vida.

Además de esta falencia —según Pereira— se conocen casos de personas cuyas condiciones rechazan el trasplante y debe hacer hemodiálisis toda su vida. Ese es el caso de Lourdes, que sin este tratamiento no podría seguir viva.

Sin embrago, aunque a ella ya no le beneficiaría y ante la situación que viven los pacientes renales, Lourdes cree que es importante sensibilizar a la ciudadanía para que done órganos, ya que el trasplante de un riñón, ya sea de un familiar o de un cadáver puede salvar una vida.

“Cuánto me gustaría que se haga el trasplante cadavérico, porque estamos a la espera. (Los) familiares no nos dan, no quieren. También decir a la población que se solidaricen con las personas que necesitamos órganos. No les hace daño, más bien nos ayudará a vivir”, finalizó Arias.

Deja un comentario