viernes, julio 26, 2024

La estatua de Murillo llegó de Génova y se creyó que había naufragado en Antofagasta

AMN/11-07-21
El monumento al protomártir de la Revolución del 16 de Julio de 1809, Don Pedro Domingo Murillo, que se erige en la plaza del mismo nombre o kilómetro cero de La Paz, fue esculpido por el artista italiano Ferrucci Cantele, en Roma, por encargo del Concejo Municipal de La Paz, que en 1907 aprobó el proyecto escultórico bajo el denominativo de “Monumento a Murillo”. La obra fue embarcada en Génova con destino a Bolivia en abril de 1909, pero un accidente en el puerto de Antofagasta hizo pensar que la estatua había naufragado.

“Cuando quedaron concluidas las piezas que constituirían el monumento, éstas fueron embarcadas en Génova con rumbo a Bolivia, en abril de 1909. Al recibirse el parte telegráfico de su llegada a Antofagasta, a fines del mes de junio, se anunció que, al tiempo del desembarco, trece cajas cayeron al mar y 37 restantes continuaron el viaje hasta La Paz”, contó el historiador y docente de la Universidad Pública de El Alto, Randy Chávez.

Como magíster especialista en investigación científica, Chávez se dio a la tarea de investigar qué es lo que pasó con los rumores sobre la caída al mar de una parte del monumento a Murillo cuando llegó a Antofagasta en 1913.

El especialista aclaró que el infortunado accidente en el que 13 cajas cayeron al agua no fue el de la totalidad del conjunto escultórico de Murillo. Al contrario “las estatuas que configuran el monumento llegaron por tren especial de equipaje”.

Esta situación, según Chávez, provocó una serie de especulaciones y rumores en aquellos tiempos en torno a que la estatua de Murillo, que se encuentra en la plaza del mismo nombre y en frente del Palacio de Gobierno correspondía a un torero.

Las versiones que corrieron como rumor daban cuenta de que la estatua “por la premura de su instalación en el Centenario de la Revolución de Julio, tuvo que ser reemplazada por la efigie de un matador. Esta creencia ha sido repetida numerosas veces”, informó Chávez, quien se encargó de desmentir tal situación a través de documentación fehaciente, a tiempo de catalogar estos rumores como “una falacia”.

Para corroborar estos datos históricos Chávez revisó la Memoria del Concejo Municipal del Departamento de La Paz de 1909, que atestigua: “Al recibirse el parte telegráfico de su llegada a Antofagasta, se anunciaba también la fatalidad de haber naufragado 13 bultos, que se hundieron al tiempo de desembarcar. Los 37 bultos que quedaban, continuaron viaje, comprometiéndose la sociedad La Constructora a armar el monumento, subsanándose las piezas perdidas con material del país, de manera que dichos pedazos puedan enchaparse después con láminas del mismo mármol rojo de Verona (…) La estatua de Murillo, llegó poco después, por tren especial de equipaje”.

Para el historiador, la ocurrencia de que la estatua de Murillo sea la imagen de un matador probablemente se originó por el parecido que existe entre el pantaloncillo de los varones en el siglo XVIII y el de los toreros.

“Ambos terminan por debajo de las rodillas, mostrando la calceta hasta llegar a los zapatos. Lo que para los conocedores del mundo de la tauromaquia sería inaudito es ver un torero calzando zapatones de tacón ajustando con robustas hebillas de metal, como se ve en la estatua de Murillo, en lugar de las livianas zapatillas que exige la fiesta brava para correr cuando el toro embiste”, explicó Chávez

Otro elemento del vestuario que fue analizado para describir las diferencias es el del capote de desfile que tiene el torero, que es más pequeño del que se observa en la estatua de Cantele, que llega hasta el suelo. “El escultor ha dejado un hombro descubierto para apreciar la indumentaria civil del prócer y hacer más visible el manuscrito de la Proclama de la Junta Tuitiva que lleva en la mano derecha”, dijo el historiador.

¿Por qué se construyó el monumento?
La investigación realizada por Chávez señala que fue una decisión asumida por el Concejo Municipal en 1906, como parte de los preparativos para las celebraciones del primer centenario de la Revolución del 16 de Julio de 1809.

El fin de las autoridades de entonces era perpetuar el recuerdo del protomártir de la Independencia de La Paz. Tras aprobar la obra en 1907, el Concejo realizó los trámites y gestionó los recursos para que se realice la escultura.

Para este fin, el Concejo Municipal “contrató al artista italiano Ferruccio Cantele, quien en ese entonces se encontraba en la ciudad de La Paz como profesor de escultura del colegio Don Bosco”. Chávez explicó que Cantele partió a Roma para diseñar el monumento y que su proyecto inicial fue ajustado hasta definir “la fundición de un conjunto escultórico compuesto por cinco figuras, la de Murillo y cuatro de carácter alegórico”.

Tras el arribo de las piezas en abril de 1909, el historiador explicó que el 13 de julio, Cantele ingresó a La Paz, desde Challapampa hasta la plaza Murillo. “Para el emplazamiento del conjunto escultórico, se asignó al español Miguel Nogué, maestro fachadista, la tarea de construir un pedestal en piedra granito, el cual, sumado a la estatua de Murillo, hizo que el monumento alcance diez metros de altura desde el nivel del piso”.

El monumento debía ser inaugurado el 16 de julio de ese año, pero el Concejo Municipal vio por conveniente elegir otra fecha en virtud a que “se recibió un oficio del Poder Ejecutivo que daba a conocer el laudo arbitral argentino en la cuestión de límites territoriales entre Bolivia y Perú”.

Este hecho obligó al Concejo a suspender todas las actividades del Centenario. Según la investigación de Chávez “el monumento fue inaugurado el domingo 22 de agosto de 1909, develado por el Presidente del Honorable Concejo Municipal, Héctor Ormachea Zalles. Cientos de ciudadanos y ocho mil escolares desfilaron ese día”.

Para testificar todo lo referido, Chávez rememoró que el año 2013, Ferruccio Duranti, nieto de Cantele, llegó de Italia a La Paz y trajo consigo el Testimonio de Escritura del Monumento a Murillo, fotografías de la maqueta y el modelado de cada una de las piezas de la obra.

“Esta documentación fue confiada inicialmente al director del Colegio Don Bosco, R.P. Luis Ramón Iriarte, quien se comprometió a entregarla al Gobierno Municipal de La Paz”. De esta manera, este tesoro documental es parte de la Casa Museo de Murillo, dependiente de la Secretaría Municipal de Culturas de La Paz.

Contrato Cantele y Concejo Municipal
“Que yo Ferruccio Cantele, de nacionalidad italiana y profesor de escultura del Colegio de Artes y Oficios Don Bosco de esta ciudad, me comprometo a trabajar el Monumento al Protomártir de la Independencia Americana don Pedro Domingo Murillo, conforme al bosquejo que tengo en exhibición en el Salón de Sesiones del Honorable Ayuntamiento y bajo las siguientes condiciones: Primera.- El Monumento tendrá diez metros de elevación desde el nivel del suelo. Segunda.- El pedestal de seis metros y medio, incluso las gradas. Tercera.- La estatua de don Pedro Domingo Murillo, en actitud imponente y coronando el Monumento, será vaciada en bronce y tendrá tres metros de altura. Cuarta.- Las tres figuras alegóricas que rodearán al Monumento serán igualmente vaciadas en bronce y de dos metros y medio de altura cada una. Quinta.- El Monumento llevará dos escudos, uno nacional y otro paceño; tres placas, en que digan: “La Patria a Pedro Domingo Murillo mil ochocientos nueve – mil novecientos nueve”.

“(…) Séptima.- El valor de las cuatro estatuas, incluso los escudos y emblemas, será el de cuarenta y ocho mil bolivianos, corriendo de mí cuenta el embalaje y transporte de ellas al puerto de Génova desde el lugar de su fundición. Octava.- De Génova a esta ciudad, los gastos de transporte correrán de cuenta del Honorable Concejo, comprometiéndome a entregar las estatuas aquí en La Paz sin daño ni lesión alguna considerable (…)”.
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