La alegría que irradia la comunidad no es simplemente por las obras, sino por la posibilidad de un cambio significativo en sus vidas.
AMUN/ 20-09-2024
«Mi nombre es Julio Alanoca, presidente de la Zona Alto Tejar Koa Koa». Con estas palabras, el líder vecinal dio inicio a la jornada de celebración y esperanza que se vive en su barrio, un lugar que, tras haber cumplido 50 años de existencia, hoy anhela un futuro más próspero y digno.
Ubicada en las laderas de la ciudad de La Paz, esta comunidad de tamaño intermedio se encuentra en el distrito número 9 y enfrenta fuertes carencias en servicios básicos.
La voz de Alanoca resuena con un eco de reivindicación. “No tenemos cancha deportiva, ni sede social, ni parque infantil. Las vías de comunicación son insuficientes”, comenta con una mezcla de tristeza y determinación. Pero en medio de esta adversidad, hay un atisbo de cambio.
El presidente recuerda con orgullo cómo su zona fue refugio del padre Luis Espinal durante los oscuros tiempos de la dictadura, enmarcando la historia de su comunidad en una lucha constante por la democracia y el bienestar.
Hoy, las esperanzas comenzaron a materializarse gracias a la iniciativa del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, que inició los trabajos del proyecto “Barrio de Mil Colores”. Alanoca destaca la importancia de la infraestructura.
“Una zona verdaderamente se define por la calidad de vida que puede ofrecer a sus habitantes. En unos meses, contaremos con una cancha deportiva, una sede social, un parque infantil y vías adecuadas para todos”, dice esperanzado.
El entusiasmo entre los jóvenes del barrio es palpable. Un «grito de esperanza» resuena en cada rincón, un sentimiento que cobra vida a medida que los trabajos avanzan. «La obra estará lista en 365 días», enfatiza, mientras sueña con una inauguración espectacular. «Queremos hacerlo de noche, con luces LED, para que todos podamos apreciar su magnitud», dice.
No lejos de allí, Francisco Alejo Velarde, vecino activo y ex presidente de la zona, comparte su alegría. “Desde 1991 hemos estado esperando mejoras en la movilidad y los servicios”, señala, reconociendo el camino arduo y los años de lucha de los vecinos.
“Queremos que el alcalde escuche nuestros deseos y nos despreocupe con la movilidad”, agrega, consciente de que el progreso no llega solo.
Ambos líderes coinciden en que estos desarrollos son solo el principio. La alegría que irradia la comunidad no es simplemente por las obras, sino por la posibilidad de un cambio significativo en sus vidas. “Un barrio es como un ser humano, nace, crece y se transforma. Con estas obras, estamos en el camino correcto”, concluye Alanoca.
En Alto Tejar Koa Koa, la historia de lucha y resistencia sigue viva. La calidez de la comunidad se siente en el aire, y en cada rincón, la esperanza de un futuro mejor comienza a florecer en un barrio que, por fin, abrió las puertas al progreso.