El lienzo que muestra el cerco en 1781.

AMN/12-07-21
Un lienzo al óleo pintado hace 239 años, con detalles del cerco a La Paz en 1781, es una de las reliquias históricas que acoge la Casa de Murillo, espacio administrado por la comuna paceña.

“Se muestra el plano de Nuestra Señora de La Paz de hace 240 años, es una reliquia histórica”, informó la responsable del museo Casa de Murillo, Verónica Rodríguez a la Agencia Municipal de Noticias. En el cuadro se detalla el cerco que impulsó Túpac Katari el 13 de marzo de 1781, el cual se alargó por 11 meses.

Ese hecho es uno de los más documentados en la historia de la Colonia en Bolivia. Y en el caso de la pintura, detalla la ciudad cercada y cómo se hizo la defensa por parte de los soldados españoles; los indígenas son representados por pequeñas figuras que aparecen delante de las orillas del río Choqueyapu que separaban a la ciudad española de los barrios de indios de San Pedro y San Sebastián.

Asimismo, en el lienzo se ve cómo los indígenas tomaron los puentes que los españoles usaban para cruzar los ríos que rodeaban la ciudad; a los costados del cuadro hay un franciscano y un par de indígenas colgados y también se aprecia un tipo de muralla que los conquistadores alzaron en el límite con la Caja de Agua, hoy plaza Rioshino, para detener el ingreso de los sublevados.

Éste cuadro fue pintado en 1782, por encargo del Gobernador Intendente de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, Sebastián de Segurola, conjuntamente con un retrato suyo y otro de su esposa Úrsula de Rojas, para conmemorar el primer aniversario de la caída del cerco. Las tres obras carecen de autor porque en aquella época pocos eran los que firmaban los cuadros, señala una funcionaria de la Unidad de Museos Municipales de La Paz, Ivica Tadić, quien se basa en datos proporcionados por Pedro Querejazu Leytón, historiador y crítico del arte boliviano.

Explicó que fue parte de la colección de Manuel Silvestre Paredes, padre del historiador, ensayista y político boliviano Manuel Rigoberto Paredes. Entre 1880 y 1882, contrató los servicios de Mariano Florentino Olivares, “aparentemente nieto del autor original”, para que repintara el lienzo, posiblemente porque ya presentaba deterioro.

El lienzo mide dos metros de largo por 1,80 de ancho y está ubicado en la sala de la Conspiración y Despacho de Pedro Domingo Murillo. “Aquí se reunieron todos los protomártires para la planificación de la Revolución del 16 de Julio”, refirió Rodríguez sobre Murillo y las heroínas, como: Simona Josefa Manzaneda, Vicenta Juariste Eguino, Úrsula Goyzueta, Manuela Josefa de la Concha de Murillo, Manuela Campos Seminario, María Dolores Duran, entre otras.

En la Casa de Murillo hay una colección de muebles antiquísimos del siglo XVII, como un bargueño, que es “como una caja fuerte” hecha de madera con cajonerías pequeñas para documentos; también se aprecia el escritorio de Murillo y una pintura de Abelino Nogales en el que retrata al precursor de la independencia de Bolivia en una habitación fría “pensando en la revolución y la libertad”.

En el recorrido, Rodríguez señaló que la segunda sala es la de los “Protomártires de la Independencia de 1809”, hay otro retrato de Murillo, de la Virgen del Carmen, de Ramón de Loayza -el primero que vivió en esa casa- hecho por los artistas García Meza, Daniel Rocha de Ballivián y Joaquín Pinto Calderón; además de una copia de la Proclama de la Junta Tuitiva.

La tercera sala es el Comedor, en el que se instaló una escenografía de acuerdo a la época: las sillas son de madera cedro con diseños del siglo XVII y con detalles de cuero, propios de la Colonia. En este ambiente destaca un escaño (mueble) de dos metros de largo porque tiene en alto relieve figuras antropomorfas de las personas o ángeles; símbolos ornitomorfas de las aves; y las fitomorfas, figuras de las plantas. Los artistas son anónimos.

El cuarto salón es el Oratorio. “En las casas del siglo XVII, tenían estos oratorios, solo las familias privilegiadas”, relató Rodríguez. En este lugar se contempla columnas salomónicas de la arquitectura barroca con pan de oro y 14 lienzos de una serie de la Virgen María, desde la presentación de los padres, la aparición del arcángel Gabriel para anunciarle su embarazo, la huida a Egipto junto a José, su esposo, hasta su asunción a los cielos.

“Son trabajos de los nativos de esa época en el que destaca el uso del pan de oro”, dijo Rodríguez sobre la lámina brillante que fue empleada para embellecer los mantos y otras prendas de vestir de las figuras religiosas y que da un resplandor a la habitación.

Por último, el quinto salón es el Dormitorio de Murillo, donde hay un arcón (baúl) de madera, una cama, cuadros religiosos, estribos, montura y una petaca de los siglos XVI y XVII. Son muebles antiguos que transportan con la imaginación a la época de la Colonia.

El costo de ingreso a la Casa Murillo, junto a los museos Costumbrista Juan de Vargas, Litoral Boliviano, Metales Preciosos Precolombinos, es de 20 bolivianos para extranjeros, ocho para visitantes nacionales, tres para profesores y gratis los estudiantes. Está abierto de 09:00 a 05:00 de martes a viernes y los sábados, de 09:00 a 13:00.

Desde el ingreso, se aprecia el estilo colonial de la edificación en el que destaca una fuente en el patio. “Viene gente del país, especialmente del oriente cruceño, a ellos les llama más la atención el dormitorio de Murillo; también tuvimos la visita de franceses en los últimos días, los turistas internacionales se interesan más en conocer los detalles históricos y se fascinan con la infraestructura”, detalló Rodríguez.

En 1946, la Casa de Murillo fue expropiada por el entonces Gobierno Municipal y desde 1950 fue museo, por ello, en la parte baja, suelen desarrollarse exposiciones temporales con pintura colonial, religiosa y platería.
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