La Paz, SMC/AMN.- Gil Imaná dejará un legado que servirá de ejemplo para varias generaciones de artistas. Fue ganador en 1961, 1973 y 1985 del Concurso Municipal de Artes Plásticas “Salón Pedro Domingo Murillo”. Además, en 2004 recibió el premio “Obra de una vida” junto a Inés Córdova, su esposa, y en 2008 la Alcaldía paceña le entregó la Tea de la Libertad como máximo reconocimiento a su connotada carrera de más de 70 años.
Verónica Córdova, familiar del pintor y muralista, informó que en las últimas semanas Imaná se encontraba bastante delicado de salud. Gil Imaná falleció a causa de una descompensación por la diabetes que padecía. “Él ya estaba cansadito y quería reunirse con su esposa (Inés Córdova) en el otro lado. Ese era su deseo”, manifestó la familiar.
Los mensajes de luto no demoraron en viralizarse en las redes sociales. El Alcalde de La Paz, Luis Revilla, lamentó el fallecimiento de Imaná a través de sus redes sociales. La autoridad destacó los múltiples premios logrados por el artista y ponderó la importancia de sus trabajos. “Su obra, incalculable, ha sido declarada patrimonio en nuestra ciudad”, refirió.
De igual manera, el secretario municipal de Culturas, Andrés Zaratti, expresó su pesar por la noticia. “Es un hombre que ha demostrado la sensibilidad humana y lo reflejó siempre en cómo amaba a su esposa. Era sentimiento y emoción. Eso, a su vez, se ha plasmado en sus obras, porque junto a ella han sido precursores del mural cerámico en el país. Simbolizan otra visión del chacha-warmi”, señaló.
Una vida ligada al arte
Gil Imaná nació en Sucre, el 16 de julio de 1933. Pintor, grabador, muralista son algunos de los calificativos que lo acompañaron en su connotada carrera.
Su formación se inició a los 11 años cuando ingresó a la Escuela de Artes Zacarías Benavides de su ciudad natal, en 1942. Más tarde, fue parte del Curso Superior de Bellas Artes Rimsa, guiado por el destacado artista lituano Juan Rimsa.
Los espacios de la Universidad San Francisco Xavier de la ciudad de Sucre acogieron la primera exposición de Imaná. Era 1949 y el artista sólo tenía 16 años. Paisajes y calles pintadas bajo la técnica de la acuarela marcaron su primera muestra y perduraron en el tiempo mostrando la humildad y simpleza de sus trazos.
En 1950, junto a su hermano Jorge y los pintores Walter Solón y Lorgio Vaca formaron el grupo Anteo. El colectivo de artistas y escritores nacionales adquirió un tono vanguardista cultural, destacando en su época.
Ese mismo año, los ojos de Gil Imaná cobraron un color distinto. La ceramista Inés Córdova había llegado a Sucre para presentar unas acuarelas en la Universidad San Francisco Xavier. Una mirada bastó para que el pintor decidiera compartir su vida y su amor por el arte con ella.
Sin embargo, no fue hasta 1962 que se volvieron a encontrar. En esta ocasión, ambos coincidieron en el equipo docente de la Academia Nacional de Bellas Artes “Hernando Siles”. Dos años de enamoramiento después, se casaron en la iglesia María Auxiliadora de El Prado.
Imaná fue profesor en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Los Andes en Mérida, Venezuela, entre 1958 y 1960. Regresó al país para asumir la dirección de la Escuela de Artes Zacarías Benavides y entre 1961 y 1964 fue docente de la Academia Nacional de Bellas Artes, coincidiendo con Córdova.
En 1969, fue presidente de la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP) filial La Paz. Juntos recorrieron distintos países de América, Europa y Asia logrando el reconocimiento internacional. Como hito perdura la exposición individual en el Museo L’Ermitage de Rusia de Imaná, convirtiéndose así en el primer pintor latinoamericano en lograrlo.
Argentina, Brasil, Colombia, Estados Unidos, México, Italia, México, Uruguay y Venezuela, son algunos de los países que acogieron las exposiciones del artista nacional. Entre sus obras más importantes destacan: “Historia de la telefónica” (Sucre, 1955), “Marcha al futuro” (Sucre, 1957), “Obra civil del Mariscal Andrés de Santa Cruz (La Paz, 1965), “Tierra y Vida, Técnica y Espacio y Marcha de los Universitarios” (La Paz, cerámica, 1965), “Tránsito en el tiempo” (La Paz, cerámica, 1981) y “Fiesta de la Salud” (La Paz, 1982).
Su vida estuvo rodeada de distinciones, El municipio paceño destacó su labor en múltiples ocasiones: En 1961 recibió el Primer Premio en la categoría de pintura en el Concurso Municipal «Salón Pedro Domingo Murillo». El mismo reconocimiento se le fue entregado en 1973 y 1985. En 2004 recibió el premio “Obra de una vida”, correspondiente al mismo certamen municipal, junto a su esposa Inés Córdova. En la Gala Cultural de 2008, le fue entregada la Tea de la Libertad en el grado al Gran Mérito.
Su esposa falleció en La Paz el 19 de mayo de 2010. La partida de su compañera de vida y arte generó el crecimiento de un sueño por cumplir: la creación de un museo que resguarde la obra de ambos.
Imaná dejó un legado artístico irrepetible que lo llevó a ser condecorado en 2014 con el Cóndor de Los Andes en el grado de Caballero, la máxima distinción entregada por el Gobierno Nacional.