AMUN/2-06-23
Bailar para pedir salud, agradecer los favores concedidos, ser mejor que la otra fraternidad o reivindicar los derechos sociales de una determinada población, son las motivaciones que mueven a los fraternos a bailar en la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder que se realiza todos los años en la ciudad de La Paz y que representa la economía naranja más grande.
“¿Cómo demuestra el bailarín su fe al Tata del Gran Poder?, bailando. Por ejemplo mucha gente lo demuestra bailando morenada, otros bailando diablada, kullawada, llamerada. Esto va ligado con la danza”, afirmó el presidente de la Asociación de Bordadores (Amaba), Jorge Quisbert, en el documental del Gran Poder, elaborado por la Alcaldía de La Paz y presentado esta semana.
Existen muchas historias de personas que pidieron “al Tata” o Señor Jesús del Gran Poder, salud para su familia. “Muchos bailamos por la fe que le tenemos al Tata. Vienen muchas personas que tienen una historia de vida, que bailan por el simple aspecto de que piden un deseo al Tata”, aseguró Alan Bautista, danzante de la fraternidad Eucaliptus del Gran Poder.
Para motivar el contacto de los feligreses con el Señor Jesús del Gran Poder, en el santuario de la zona del mismo nombre se realizan al menos cinco misas al año y donde participan todas las fraternidades, dijo el rector del Santuario, Marcelo Ramírez.
Además, dijo que una semana antes de la entrada, los bailarines de las 75 fraternidades también participan en la Promesa al “Tata del Gran Poder”, antes conocida como convite o preentrada. La promesa es una procesión, donde no se camina, se baila y de esa manera se convierte en un sincretismo cultural y religioso, donde se prioriza la fe y devoción.
“Renuevan su promesa devocional al Tata. Han ido adaptando las danzas folklóricas para que vean procesionales. Entonces, son danzas de devoción procesional, las procesiones que antes se hacían caminando ahora ellos la hacen bailando”, explicó el religioso.
Al respecto, el productor y presentador del programa folklorista Los Principales, Fernando Espinoza, que bailó en esta entrada, dijo que los fraternos participan en las misas y ahí piden favores al Tata del Gran Poder, luego bailan para agradecer.
“Ese es el momento de pedir y luego después ya bailas, pero para agradecerle, pero para pedir tienes que estar en la iglesia”, remarcó.
La dinámica de pedir ayuda y bailar en agradecimiento, es un “ayni”, afirmó el historiador y fundador de la Fraternidad Llamerada San Andrés, Fernando Cajías. “Lo que sucede es un ayni. Te tengo devoción, te lo bailo, pero ayúdame”, expuso.
Por otra parte, otra motivación para participar en las diferentes fraternidades y que está unida a la devoción, es la competencia y el reto de ser mejor que el otro grupo de danzarines. “La entrada se vuelve también competitiva, es decir, se baila por fe, se baila por todas esas cuestiones que hemos visto, pero también es una competencia”, señaló el fundador de la Llamerada San Andrés.
Lucha por las reivindicaciones
La fiesta del Gran Poder también motivó a activistas a reivindicar algunos derechos sociales, como ingresar al Centro de la ciudad de La Paz a bailar, ya que las actividades folklóricas en la Colonia y el Siglo XIX se realizaban el barrio de Ch’ijini (lugar de pastos), que era considerada un área rural. En ese mismo siglo con la formación de haciendas se convirtió en una zona mestiza, pero con una fuerte tradición aymara, contó Cajías.
Para el gestor cultural, activista por los Derechos Humanos, David Aruquipa, Al gran poder no es sólo una fiesta religiosa, sino un lugar donde se produjeron varias reivindicaciones sociales, desde el derecho a realizar la festividad dentro de la ciudad de La Paz hasta la participación de sectores poblacionales excluidos, como campesinos, comerciantes, mujeres y LGTB.
“Las luchas de campesinos, migrantes, comerciantes del lugar, LGBT (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y transexuales), en mujeres mismas que por situaciones de género o clase, discriminación, no eran parte de las fiestas”, recordó el activista.
Inicialmente, la fiesta se realizará en el barrio de Ch’ijini, que estaba fuera de la ciudad de La Paz, pero por la lucha social se logró que la fiesta cultural y religiosa llegue al centro de la urbe paceña. “Ahora no nos entendemos sin el Gran Poder”, señaló Aruquipa.
Existía “mucho racismo. No dejaban entrar, decían el indio, todo era indio, indio. La entrada del Gran Poder, me parece con (el ex presidente Hugo) Banzer, se entró hasta más o menos hasta El Prado”, manifestó Jorge Quisbert.
Cajías agregó que en 1975 se logró que la fiesta rompa “la frontera barrial, cruce el (río) Choqueyapu y llegue al Prado”, tras las gestiones que efectuó desde un año antes la Asociación de Conjuntos del Gran Poder.
De esta manera, la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder dejó de ser parte de la identidad de un barrio, del sector Oeste de la ciudad, para convertirse en la fiesta de “toda la ciudad de La Paz”, remarcó el historiador paceño.
Luego, la Alcaldía paceña declaró la festividad como Patrimonio de La Paz, motivado por la intervención de la Chola paceña, personaje “que no hay en ninguna otra parte del mundo”.
La entrada del Gran Poder, denominada también la Fiesta Mayor de los Andes, dinamiza la economía paceña, ya que genera empleos y actividad comercial en distintosrubros.
En 2022, según cálculos municipales generó un movimiento económico de al menos 120 millones de dólares, desde el inicio de las actividades hasta la entrada. Esta actividad forma parte de la economía naranja, afirmó el alcalde Iván Arias, en el documental.
Cajías destacó que el Gran Poder no es solo “la fe religiosa, sino el poder socioeconómico que está detrás y se observa en los pasantes, en las recepciones, en los trajes”, manifestó.
“El Gran Poder abre muchas puertas, el Gran Poder dar mucho trabajo a nuestra gente”, dijo la preste mayor Angélica Álvarez, al referirse al trabajo que se genera este fiesta para los peinadores maquilladores, banda, comerciantes de alimentos, entre otros.
La festividad del Señor Jesús del Gran Poder fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), como Patrimonio Culturas Inmaterial de la Humanidad a finales de 2019. Pero a consecuencia de la pandemia de la Covid-19, fue dos años después, en 2022 que estrenó esta declaratoria con la entrada presencial.
En la oportunidad, se implementó de denominada “experiencia Gran Poder” en la avenida Camacho, donde se colocó iluminación, cámaras, pantallas y arcos, para que los bailarines realicen coreografías y toda la demostración de la danza.
Este año, la experiencia Gran Poder” se realizarán también en la calle Gallardo y en la calle Illampu, con el mismo despliegue de equipos para la demostración folklórica.
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