AMN/29-05-21
Llega la noche y se siente el frío de invierno. El consultorio de cuatro llantas de la Alcaldía de La Paz se estaciona a las 21:00 sobre la calle Jaimes Freyre, en Tembladerani. Un foco de luz amarilla sale de un poste para iluminar el interior el ambiente del consultorio móvil. El sector de la toma de muestras está del lado izquierdo y en el opuesto, la camilla. Maribel, la enfermera que atiende, lo primero que hace es ordenar los equipos y a los vecinos que piden atención.
El primer paciente es un adulto mayor. Maribel explica que deben portar carnet de identidad para recibir atención y esa alerta hace que algunos vuelvan a sus hogares para recoger su documento. “Me olvidé y de paso traigo a mi esposa”, dice un varón que era el cuarto en la fila.
A las 22:00 del viernes (28) comienza el servicio gratuito del consultorio de la Ruta de la Vida y en la espera se siente la intensidad del frio, pero nada mueve del lugar a los vecinos de Cotahuma que quieren saber si tienen o no la Covid-19. Quizás el miedo y la duda son las emociones comunes, pero María solo atina a decir que tiene algunos síntomas y es mejor saber de qué se trata para seguir un tratamiento.
Llega el momento del ingreso. “Por favor, levante las manos”, afirma Maribel y de inmediato los primeros pacientes son desinfectados con alcohol. Ya en el interior, la enfermera invita a pasar a un espacio donde está la camilla, separada con plástico transparente, donde se encuentra Yesenia, la médica que toma apuntes y realiza el diagnóstico.
Un cuestionario es el primer paso. Yesenia quiere saber a detalle si los pacientes tenían con anterioridad algún malestar. ¿Siente dolor de cabeza, garganta, cuerpo o tiene enfermedad de base? Son las preguntas y siguen: “¿Estuvo en contacto con algunas personas que tenía Covid?”. Les dice que deben responder con la verdad porque en estos casos no se debe ocultar información.
Maribel extrae sangre de un dedo con una jeringa, la cantidad mínima para la prueba rápida. Luego dice que es necesario hacer la prueba para descartar o confirmar un posible contagio, pues muchas veces las personas piensan que tienen síntomas pero son de otra enfermedad. «Los datos que da el paciente sobre su estado de salud son importantes para verificar con la auscultación».
Maribel y Yesenia coinciden en que ambas no deben salir por ningún motivo del consultorio rodante ni siquiera para comer; ellas cenaron en casa y deben trabajar las siete horas dentro del vehículo ya que expondrían a los pacientes a riesgo de contagio. Y, la rigurosidad de los protocolos se evidencia porque llevan trajes de bioseguridad, guantes de látex, gorros y doble barbijo.
La enfermera cuenta que cada una tiene un distinto protocolo para volver a su casa, el miedo a la enfermedad es menor porque recibieron las vacunas. Aun así, dice, la recomendación es no descuidar las medidas de bioseguridad. “Por favor sea constante”, refuerza Yesenia. Maribel informa del resultado del primer paciente negativo a la prueba rápida. “Qué alivio, es buena noticia”.
En otro paciente y después de controlar la respiración, los latidos el corazón, la enfermera alerta que la presión arterial estaba cuatro números por encima de lo regular; fue la alarma para que Yesenia decida aplicar la prueba antígeno nasal.
“No es tan normal la presión que muestra en ambos brazos”, sostiene Maribel. La prueba antígeno nasal es por demás incómoda porque ingresa una varilla dentro de una de las fosas nasales y luego hacen girar para recoger mucosidad, sacan y eso provoca un lagrimeo. “Que todo sea para salir de dudas”, dice la paciente.
El resultado de la prueba antígeno nasal se conoció en 15 minutos. “Saliste negativo”, dice Maribel y el entusiasmo bajó de intensidad porque Yesenia reitera su recomendación: “No bajes la guardia, no te confíes”.
Una noche anterior, ambas estaban en San Antonio, donde atendieron a más de 20 personas. Yesenia asegura que la gente ya conoce los puntos de atención. Afirma que el camión tiene un altavoz pero no están autorizados para perifonear. Las personas que acuden de madrugada también presentan algunos malestares, explica Maribel.
Cuando los pacientes necesitan oxígeno medicinal, se activa el botellón que está cerca de la camilla. Hasta este viernes, el grupo de Yesenia y Maribel no aplicaron oxígeno y tampoco derivaron pacientes a hospitales por alguna gravedad, solo para una persona llamaron a la Red 156, que es de las ambulancias de la Alcaldía de La Paz.
En plaza Abaroa se encontraba el segundo consultorio móvil de la Ruta de la Vida, liderada por la Alcaldía de La Paz. Allí aguardaban como 20 personas que demandaban atención antes de la medianoche. “Tengo algunos síntomas, pero no salgo de casa, solo porque vivo por aquí vine”, comenta una vecina que se enteró del servicio por grupos de WhatsApp. Delante de ella y su pareja estaba otro vecino que quería salir de dudas sobre sus síntomas.
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