Ciudadanía destaca las macetas con árboles y pide cuidarlos

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Un vecino amante de las plantas pide a la oblación cuidar las macetas con árboles que se instalaron en el paseo del Prado. Foto: AMUN

Don Javier, apasionado por las plantas, compartió que en su hogar tiene una variedad de ellas. “Me gustan todas las naturales. Tengo el patio lleno de plantas, incluso dentro de mi sala», decía con un brillo en los ojos.

AMUN/ 01-10-24

En el soleado Prado de la ciudad, donde el murmullo de la gente se entrelaza con el canto de los pájaros, se llevó a cabo una iniciativa que promete transformar el paisaje urbano: la celebración del Día del Árbol. Desde temprano, se podían ver grupos de ciudadanos curiosos rodeando las grandes macetas que decoraban el tradicional paseo del centro paceño, cada una albergando árboles ya crecidos, dispuestos a sumarse al verde de la comunidad sin necesidad de cavar el suelo.

«Estamos queriendo tener esta iniciativa en otros parques y plazas de la ciudad», comentaba Juan Pablo Saavedra, Secretario Municipal Gestión Ambiental, mientras los ciudadanos asentían con la cabeza. La sonrisa era evidente en los rostros de los presentes, quienes aplaudían la idea de incorporar vegetación sin alterar la infraestructura existente. «Buenísima la iniciativa, felicidades al municipio», resonaba la voz de Javier Rojas, quien se unió al diálogo, entusiasta de la propuesta.

Don Javier, apasionado por las plantas, compartió que en su hogar tiene una variedad de ellas. “Me gustan todas las naturales. Tengo el patio lleno de plantas, incluso dentro de mi sala», decía con un brillo en los ojos.

Pero la alegría no estaba exenta de preocupaciones. «Las raíces de estos árboles no van a crecer como deberían; el cemento puede ser un obstáculo”, agregó, reflexionando sobre la posible limitación que enfrentarían las nuevas incorporaciones al paisaje.

Sin embargo, el deseo de que los ciudadanos cuiden de las nuevas plantas era palpable. “Es importante que la gente no maltrate lo que no es de ellos”, insistió, con la sabiduría que da la experiencia de sus años.

En el ambiente, las voces se mezclaban entre risas y comentarios. Damaris, una joven entusiasta, también se unió al intercambio. “Me parece una idea muy buena para concientizar a todos”, decía, mientras contemplaba el esplendor de las nuevas plantas. Con dos pequeñas plantas en su casa, estaba al tanto de los beneficios que este acto positivo traería al aire que todos respiran: “El dióxido de carbono se convierte en oxígeno”, explicó con claridad.

“Esto le da un toque de belleza a la ciudad”, añadía Carla, otra jovencita que se encontraba entre la multitud, enfatizando la estética de las grandes macetas que embellecían el entorno. El acuerdo era unánime: la idea era tanto funcional como decorativa.

Mientras algunos se detuvieron a apreciar las macetas, otros ofrecían un consejo a los viandantes: “Tendrían que cuidarlos. A veces somos muy destructores”, advertía una voz esperanzada, recordando que la protección de estos nuevos seres verdes es responsabilidad de todos.

Así, el Día del Árbol no solo se celebró como un evento más en el calendario, sino como una llamada a la acción. La convicción de la comunidad se palpaba en el aire: la necesidad de un cambio, de adoptar un estilo de vida más verde y consciente. Javier, Damaris, Carla y muchos otros ciudadanos no solo abrazaron la iniciativa, sino que se comprometieron a ser guardianes de ese pequeño gran paso hacia un futuro más sustentable. ¿Y qué mejor manera de comenzar que con un árbol?

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