AMUN/ 26-03-22
Grupos de voluntarios Scouts, funcionarios ediles y ciudadanía en general participaron la noche de este sábado de la Hora del Planeta, actividad de carácter mundial que busca concienciar a la población sobre el cuidado del medio ambiente a través del apagado simbólico de luces por una hora. El acto central se realizó en el atrio de la Iglesia de San Miguel en la zona Sur y se replicó en la plaza Tejada Sorzano de Miraflores y en la plaza del Bicentenario.
“La actividad la hicimos en la ruta gastronómica de San Miguel, la plaza del Bicentenaria la plaza Tejada Sorzano del estadio, estamos trabajando en apoyar el movimiento de dar un respiro al planeta, es una iniciativa de paz ante la guerra, el estar encerrados con el tema del Covid nos ha hecho tomar más conciencia, sin embargo aún vemos que muchas empresas están con las luces encendidas”, dijo la directora de Áreas Protegidas de la Alcaldía de La Paz, Cinta López.
La actividad se inició con las palabras del representante de la Fundación Canarus, Jorge Ruiz, quien recordó que debido a la pandemia de la Covid-19 esta actividad fue suspendida de manera presencial y ahora se ha reactivado con el fin de llamar a la conciencia mundial sobre la preservación del planeta.
“Había las ganas de volver y sentirnos como seres humanos, y contagiarnos del espíritu, notarán que no está mucha gente porque hemos dividido en tres puntos la actividad”, dijo Ruiz, a tiempo de manifestar su preocupación por cómo el planeta sufre cambios drásticos de temperatura y eventos naturales de magnitud debido al calentamiento global.
Para este año el slogan es “el desafío es ahora enfrentemos la crisis climática” y Ruiz catalogó esta campaña como la más grande del mundo ya que se realiza de manera simultánea en cientos de países.
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“Tenemos la necesidad de hacer buenas acciones, la Hora del Planeta sirve como un momento para reflexionar, la crisis climática está aquí, con el intenso frio y alto calor, glaciares se están derritiendo”, reflexionó Ruiz.
La marcha de las velas partió de la plaza de San Miguel, entró por la calle 21 y bajó por la calle Montenegro, dio la vuelta en la plaza Balaguer y retornó a la iglesia. Los marchistas gritaban «apaguen las luces» a los dueños de los locales comerciales y las viviendas de los alrededores, quienes se sumaron al apagado por espacio de una hora.
En tanto, en la plaza de la Iglesia de San Miguel, voluntarios y vecinos prendieron velas colocadas en botellas de plástico cortadas por la mitad, las cuales formaron el número 60 y el signo del más para representar el tiempo de una hora dispuesto para apagar las luces.
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