En la Av. Octavio Campero, el intenso trabajo de limpieza a cargo de los funcionarios municipales se hacía evidente en la jornada del programa “100 jueves por el Bien Común”.
AMUN / 06-03-25
Con el propósito de limpiar y revitalizar los espacios públicos, un contingente de más de un centenar de funcionarios municipales, armados con palas, picotas, escobas y carretillas, se congregaron en la zona de Valle Hermoso para efectuar una nueva jornada del programa «100 Jueves de Acción por el Bien Común».
El personal de varias secretarías del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz se organizó para enfrentar un desafío que afectaba a todos los vecinos de la calle: la hierba que había crecido descontroladamente en el parquecito de Valle Hermoso y las calles adyacentes.
Desde las primeras horas de la mañana de este jueves, el bullicio de las herramientas se mezclaba con las conversaciones entre los funcionarios que, a pesar del esfuerzo físico, mostraban una actitud positiva.
“Estamos limpiando el deshierbe de la avenida del parque”, comentaba Rolando, uno de los trabajadores, visiblemente satisfecho con la labor que se realizaba en el distrito 14 del macrodistrito San Antonio.
En la Avenida Octavio Campero, el intenso trabajo de limpieza se hacía evidente. La hierba había crecido desmedidamente, cubriendo plazas y áreas verdes. “La placita está bastante descuidada, va a haber bastante trabajo este día”, reconoció un integrante de la Subalcaldía Periférica, mientras otros compañeros compartían la misma inquietud.
La lluvia caída en los últimos días había contribuido al crecimiento de la vegetación, lo que complicaba aún más la tarea. «¿Qué tal, cómo están? «, preguntó el periodista de la Agencia Municipal de Noticias (AMUN). La respuesta fue rápida y entusiasta: «Aquí nomás trabajando fuerte».
«Mucha hierba se ha crecido aquí. Será un trabajo duro para limpiar», comentaba un compañero mientras observaba la situación. Era evidente que el canal que atravesaba la zona estaba prácticamente cubierto, una situación que no solo comprometía la estética del lugar, sino que también representaba un riesgo para la salud de la comunidad.
Francisca Tancara Pachi, una de las funcionarias de la subalcaldía Periférica, no tardó en comentar: «Sí, todo está tapando la hierba. Pero ahora estamos deshierbando ya todo». Su determinación era contagiosa. Mientras otros se unían al esfuerzo, la conversación fluía entre risas y anécdotas, creando un ambiente de camaradería que hacía que el trabajo pesado pareciera más ligero.
Marta Rondo Tantani, otra de las funcionarias, se sumó a la conversación. «Aquí nomás trabajando», repetía con una sonrisa, mientras se agachaba para arrancar un manojo de pasto que crecía a su alrededor. «¿Tuvo mucha hierba este sector?», preguntó el periodista; la respuesta, afirmativa, se convirtió en un eco entre todos los presentes. “Sí, claro, sí. Aquí hay para rato”, reía un compañero, consciente de que la tarea sería ardua y requeriría no solo esfuerzo físico, sino también un espíritu solidario.
El espíritu comunitario también se hizo presente. Por ello, las recomendaciones para los vecinos no tardaron en surgir. “Es importante que la basura esté en su lugar, para que no tapen las bocas de tormenta y no ocasionen problemas”, decía Carlos, funcionario de la Secretaría de Desarrollo Económico mientras continuaba con su labor.
La falta de cuidado por parte de algunos residentes se convirtió en un tema recurrente entre los trabajadores. “Mantener las canaletas limpias y no botar tanta basura es fundamental”, insistió Rosario, otra funcionaria, quien resaltaba que la acumulación de desechos contribuye al crecimiento descontrolado de la vegetación.
SUGERENCIAS
“Que hagan acciones comunales durante los fines de semana para mantener limpias las áreas”, sugería un funcionario, apelando a la responsabilidad compartida entre el municipio y los vecinos. “No solo es tarea de la alcaldía, también de la comunidad”, afirmaba, reconociendo que el bienestar del espacio público depende de la colaboración de todos.
El trabajo avanzaba con mucho esfuerzo. “Es un poco fuerte, porque hay que deshierbar bastante”, admitía una trabajadora, mientras se secaba el sudor de la frente. “Pero estamos aquí para apoyar y trabajar por el bien común”, enfatizaba, reflejando el compromiso y la dedicación que caracterizaba a este grupo.
Los ecos de la jornada de limpieza resonaban en todo Valle Hermoso. “Estamos limpiando lo que nos ha designado”, decía Francisca Tancara, una de las funcionarias, con la determinación de quien sabe que su labor tiene un impacto directo en la comunidad. “La hierba está bastante crecida, pero ahora estamos deshierbando ya todo”, añadía.
Con cada pala de tierra retirada y cada bolsa de basura recogida, los funcionarios municipales no solo limpiaban el espacio físico, sino que también sembraban la esperanza de un Valle Hermoso más limpio y cuidado, donde la responsabilidad compartida entre los ciudadanos y el gobierno sea una realidad palpable.
A medida que avanzaba la mañana, el parquecito comenzaba a transformarse. La hierba, antes descontrolada, se convertía en montones que se apilaban en la esquina, testigos del trabajo en equipo. «Vamos a limpiar lo que nos ha designado», decía Francisca, con la determinación de quien sabe que este esfuerzo es un paso hacia un lugar más acogedor para todos.
Así, en Valle Hermoso, entre el sudor y las risas, se construía no solo un espacio limpio, sino también un lazo más fuerte entre funcionarios, recordando que la verdadera riqueza de un municipio está en su capacidad de trabajar juntos, por un bien común.
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