Un artista italiano esculpió la estatua de Murillo

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Escultura de Pedro Domingo Murillo. Foto: AMUN

El monumento se construyó como parte de los preparativos para las celebraciones del primer centenario de la Revolución del 16 de Julio de 1809

AMUN/13-07-2024

La plaza Murillo, corazón de La Paz, ha sido el escenario de momentos trascendentales en la historia de Bolivia. En entrevista con la Agencia Municipal de Noticias, el historiador Randy Chávez desentrañó los misterios y las decisiones que dieron lugar a la icónica estatua de Pedro Domingo Murillo, un héroe de la lucha revolucionaria.

«Lo que conocemos actualmente como la plaza Murillo, en sus inicios tuvo la fuente de Neptuno, como obra central,» relató el experto. Fue creada por el escultor indígena Feliciano Cantuta de Copacabana. No obstante, como parte de los preparativos del primer centenario de la Revolución, se decidió retirar la fuente durante las remodelaciones y se desconoce su paradero.

Respecto al nombre del actual Kilómetro 0, Chávez relató: «En 1902 se va a declarar este espacio como plaza Pedro Domingo Murillo, va a ser muy debatido el nombre, si se le iba a dar el nombre de los revolucionarios o de Pedro Domingo Murillo». El artista italiano Ferrucci Cantele, quien en ese entonces se encontraba en la ciudad de La Paz como profesor de escultura del colegio Don Bosco, esculpió la pieza. Fue a Roma a efectuar el diseño.

Sin embargo, la historia del monumento estuvo marcada por una serie de contratiempos. La inauguración se vio retrasada por un laudo arbitral entre Argentina y Perú que afectó las ceremonias planificadas.

«Posteriormente en agosto de 1909, ya cuando se inaugura. Miles de estudiantes van a desfilar frente a esta obra y organizaciones sociales, lo que actualmente se conoce como el inicio del desfile», acotó Chávez.

Plaza Murillo en 1909. Foto: AMUN

Así, el monumento de Pedro Domingo Murillo no solo honra la memoria de un líder revolucionario, sino que también simboliza la perseverancia y el espíritu inquebrantable de los paceños. Cada 16 de Julio, la plaza que lleva su nombre se convierte en un espacio de encuentro entre el pasado y el presente, donde la figura del héroe vigila, como un guardián silencioso, los eventos que siguen escribiendo la historia de Bolivia.

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