La Paz/AMN.- En las últimas dos semanas, los obreros y técnicos de la Secretaría Municipal de Gestión Integral de Riesgos (SMGIR) ingresaron a las bóvedas de los ríos Pasajahuira y Tacagua, para destapar la capa de basura y escombros que se formó al interior de ambos embovedados. Esta tarea muchas veces significa riesgo para los técnicos y obreros.

“Nosotros tenemos que ingresar con cuidado e ir destapando el embovedado. En muchas ocasiones no podemos hacer una excavación grande, tenemos que entrar y hacerlo a mano. Esto nos implica tiempo recursos y en algunos casos arriesgarnos por velar la seguridad de la población”, relata el jefe de la Unidad de Alerta Temprana, Miguel Crispín, quien es uno de los técnicos que realiza este trabajo.

Para ingresar a las bóvedas, el personal municipal debe esperar que calme la lluvia porque se corre el riego que cualquier corriente de agua arrastre a las personas que trabajan en el lugar. Para bajar las probabilidades de riesgo, todo el personal ingresa con el equipo necesario y están con constante comunicación con los técnicos que están fuera, quienes monitorean los ríos para alertar de alguna crecida del caudal.

“Pasa la lluvia y nuevamente entramos con líneas de vida y con toda la seguridad para evitar problemas. Además, personal de monitoreo está en la parte alta (del río)”, explica Crispín.

Los últimos ingresos del personal municipal fueron a los ríos Pasajahuira ubicada en la zona Bajo Llojeta y Tacagua, en el sector de Niño Kollo (Cotahuma).

Taponamientos

El taponamiento de la bóveda de los ríos se debe, principalmente, a la basura y escombros que son arrastrados por la corriente del agua y que dejan los vecinos en las cabeceras de los afluentes.

La fuerza del agua arrastra los escombros y la basura, pero en un determinado momento, todo este material se tranca. Allí se conforma un taponamiento que luego debe destaparse para evitar el colapso de las paredes y el sifonamiento o hundimiento de la bóveda, explicó  el técnico edil.

La ciudad de La Paz está construida sobre 364 ríos, de ellos siete son considerados los “temibles”, se trata del Choqueyapu, Orkojahuira, Irpavi, Achumani, Jilusaya, Huayñajahuira y La Paz. Estos ríos son los más peligrosos porque en temporadas de lluvia, sus aguas desciendan a una velocidad intensa, con turbulencia y que generen ondas pulsantes de hasta siete metros, según la edición del periódico municipal Cosas Claras, publicado en pasado fin de semana.

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