Parejas de Oro, vínculos eternos: María Antonia y Juan, unidos por el bolero hace 61 años

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La Paz/AMN.- “Aunque me cueste la vida, sigo buscando tu amor. Te sigo amando, voy preguntando dónde poderte encontrar”, es parte de la letra del bolero de Alberto Beltrán, “Aunque me cueste la vida”. Con este bolero María Antonia del Carpio conquistó a Juan Aguilar, hace 61 años.

Juan recuerda que desde que tenía 14 años escuchaba las canciones de la Banda del Tío Ricky, donde María Antonia era la vocalista.Esta canción fue además, la primera que María Antonia le dedicó a Juan, durante su noviazgo.

“He grabado con la Orquesta de Ricardo Monrroy, la Banda del Tío Ricky. He grabado muchos discos. El año pasado hemos grabado un disco para Buenos Aires, para la fiesta de Charrúa para los bolivianos. Sigo grabando”, afirma esta mujer de 82 años.

Familia

Este matrimonio de personas adultas mayores tiene tres hijos, dos varones y una mujer, además de seis nietos y tres bisnietos. Ambos se conocieron en la fiesta de cumpleaños de una amiga mutua y desde entonces, no se separaron, cuenta María Antonia, que hoy tiene 82 años.

“Esa vez yo tenía 19 años y desde esa fecha lo conozco a mi esposo. Me atrajo el amor que sentía por mí y yo también por él. Y nos hemos ido así, comprendiendo poco a poco, hasta que hemos llegado al matrimonio”, recuerda.

Ella con 20 años y él con 18, se casaron por civil en la ciudad de La Paz y se fueron a vivir a la ciudad de Buenos Aires (Argentina), donde meses después se realizó la ceremonia religiosa de su matrimonio. Se casaron en la Basílica San José de Flores, ubicada en inmediaciones de la Plaza Flores.

Juan es gráfico y  en el país vecino trabajó en una imprenta. Les fue bien, pero extrañaban Bolivia y sobre todo La Paz por lo que volvieron a su tierra. En ese tiempo ella ya estaba ya embarazada de su primer hijo, Luis.

Estuvieron en la capital Argentina menos de un año, en 1960.“Fuimos para conocer y teníamos familia en Buenos Aires. El sistema de trabajo era muy bueno y como yo tenía profesión me fue muy bien. Fue una experiencia muy hermosa, inolvidable”, dice Juan, que hoy tiene 80 años.

Actualmente, ambos viven en la zona Norte, cerca de la plaza Riosinho y subsisten con la jubilación de Juan. Sus tres hijos, Luis, Juan Domingo y Mirtha también viven en la urbe paceña.

Felices

Tras una invitación, hoy ambos participan en las actividades de la Casa Comunal Corazones de Oro que se encuentra en el Parque Urbano Central (PUC). Se reúnen todos los jueves.

Asistir a las actividades de esta casa municipal les cambió la vida porque hicieron nuevas amistades y salieron de su vida entre cuatro paredes. “Tenemos reuniones, viene también de la Alcaldía, la licenciada nos hacen hacer gimnasia, nos dan charlas y se pasa la hora volando”, manifiesta María Antonia.

Juan añade que su vida cambió al asistir a estas reuniones. “Es una distracción de vida. Nos ha quebrado ese sistema que teníamos un poco cerrado y conociendo a gente nueva. Hemos cambiado. Somos un  par de ancianos felices”.

La confianza y la paciencia, la clave del matrimonio de Dolly y Nicolás

Dolly Machicado de 81 años y Nicolás Laguna de 85 años, se conocieron hace algo más de 63 años. Enamoraron tres meses y se casaron por civil en Bolsa Negra (Sud Yungas). La decisión fue de un día para otro y hoy siguen juntos.

 “Mi hermana le llamo la atención para que no me molestara. Me dijo que él tenía una enamorada en La Paz. Le dije que me mire de frente y que diga si es verdad. Y él se puso a llorar. Me dijo, si quieres nos casamos mañana y nos casamos”, recuerda Dolly.

En esa época Nicolás trabajaba en las oficinas de la empresa Minera de Bolsa Negra, luego lo transfirieron a las oficinas centrales de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) en la ciudad de La Paz. El nuevo matrimonio se trasladó y no tenía un lugar donde vivir.

Consiguieron luego una habitación en la calle Oruro que quedaba cerca de las oficinas de COMIBOL, que se encontraba en la avenida Camacho.

“Comenzamos de abajo, de nada, prácticamente. Menos mal que yo trabajaba en COMIBOL y fuimos subiendo, subiendo (de cargo)”, cuenta Nicolás.

Ya en La Paz y tras haberse casado en Yungas por civil, unieron también sus vidas en la iglesia San Pedro, ubicada también en la zona del mismo nombre. Esta es una iglesia católica y franciscana que fue construida en 1790.

Este matrimonio se celebró solo con la presencia de los novios y de los padrinos, que fueron la hermana de Dolly y su marido.

Hoy, tras 63 años de matrimonio ambos aseguran que la mayor alegría y satisfacción son sus 15 nietos y ocho bisnietos. Esta pareja de adultos mayores tuvo cinco hijos.

“De nietos tengo nueve varones y seis mujeres, de bisnietos tengo cuatro varones y cuatro mujeres. El mayor de mis bisnietos ya tiene 17 años”, asegura con alegría Dolly.

Esta pareja de adultos mayores recibieron de la Alcaldía paceña, un reconocimiento por más de 50 años de matrimonio. Ambos también participan en la casa comunal de su zona.

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