Magia en miniatura: la gente le pide al Ekeko dinero, salud, víveres y terrenos en la Alasita 2024

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Un yatiri realiza el sahumerio de las compras de una visitante a la feria. Foto: AMUN.

AMUN/25-01-24

Alasita 2024 se consolida como un evento que va más allá de la transacción comercial, se convierte en un encuentro donde las tradiciones cobran vida y la cultura se celebra con entusiasmo y mucha fe, así afirman los visitantes.

Desde los callejones llenos de puestos coloridos en el Parque Urbano Central (PUC) hasta las miniaturas meticulosamente elaboradas, la feria estaba lista para recibir a los visitantes, quienes al llegar compartieron sus experiencias, destacaron la singularidad de Alasita y la conexión profunda que existe con la identidad cultural boliviana y la fe en el Ekeko.

“Ya son 25 años que participo en esta feria, es importante seguir nuestras costumbres, además quiero enseñarles a mis hijos y que ellos preserven nuestras tradiciones”, expresó emocionada Teresa Cossio segundos antes del sahumerio de sus billetes en miniatura, víveres, un terreno y un auto de Alasita. “Este año estoy pidiendo dinero para ayudar a mis hijos, un terreno para mi esposo y víveres para mi nuera, mis nietos, sé que con mucha fe se va a cumplir” añadió.

Patricia Paredes otra vecina que llegó hasta el PUC, comentó que ella comenzó a creer cuando sus papás compraron su título universitario y aleatoriamente escribieron una fecha en el título de Alasita. Grande fue su sorpresa cuando meses después se graduó en la misma fecha escrita en su certificado de miniatura. “Desde entonces asisto con mucha fe, todo lo que le he pedido al Ekeko, me lo ha cumplido”.

Asimismo, Elizabeth Morales, acompañada de su esposo y sus dos pequeños hijos mostró emocionada los pedidos que este año hizo al Dios de la Fortuna. “Este año lo que le pido al Ekeko es mucha salud para toda mi familia, por eso he comprado certificados de salud, sin salud no podemos hacer nada”.

 “A las 12:00 fui el primero en hacer ch’allar mi casita, este año quiero que se cumpla el anhelo de tener mi casa propia. También compré estas mini bolsas de mercado, con verduras para que no falte en mi hogar”, contó entusiasmado Diego Peláez, mientras repartía billetes “pagando deudas” muy cerca de la imagen del Ekeko.

La feria no solo ha sido un escaparate de productos excepcionales, sino también un espacio donde las conexiones humanas y las historias detrás de cada pequeña obra de arte enriquecieron el alma de la festividad. Alasita sigue siendo un testimonio vibrante de la identidad boliviana.

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