La Paz/AMN.- A 40 años de la masacre en la calle Harrington, en el barrio de Sopocachi de La Paz, el legado de los ocho caídos durante la dictadura refleja el ideal de no eliminar el pensamiento diferente, remarcó el secretario municipal de Culturas, Andrés Zaratti. El acto fue virtual por la emergencia sanitaria del COVID-19.
Jorge Baldivieso, Gonzalo Barrón, Artemio Camargo, Arcil Menacho, José Luis Suárez, Ricardo Navarro, José Reyes y Ramiro Velasco son los ocho militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) asesinados por paramilitares durante el régimen dictatorial de Luis García Meza. Zaratti dijo que la Alcaldía continuará con los eventos conmemorativos.
Explicó los tres motivos por los cuales son vitales este tipo de actos. Primero, para recuperar la memoria de los hechos, como la época de la dictadura y enseñar a las nuevas generaciones la forma violenta cómo se quiso administrar el poder y “recordar el hecho de que esto es todavía una sombra que nos va acompañando a lo largo de la historia del país y nunca va acabar en esa lógica de eliminar al que piensa diferente e imponer formas violentas para imponer una visión”, sostuvo.
Como segundo punto, Zaratti dijo que es importante reflexionar, mirar la actualidad y el aporte a la sociedad de cada uno; además que quedan temas pendientes, como la impunidad ante estos hechos y se debe evitar que “los órganos de represión” regresen a esa mentalidad. Tercero, la proyección al futuro y alcanzar sueños. “Ratificar que la lucha continúa, falta mucho que hacer, avanzamos en muchos temas, pero también retrocedimos en otras, depende de nosotros crear una sociedad más justa y equitativa”, destacó el funcionario edil.
Dijo que la memoria de los caídos insta a tener ideales. En esa línea, el exalcalde e impulsor de Derechos Humanos en la época de las dictaduras, Juan Del Granado, sostuvo que la herencia de los mártires es el recuerdo de sus vidas porque fueron grandes profesionales, jóvenes dirigentes y promisorios líderes para el país. Suárez, sociólogo y pedagogo, tenía 38 años cuando fue asesinado, “su voz y su aporte inspiraban respeto”, recordó.
“Baldivieso era introvertido, pero muy comprometido con los rigores de la vida clandestina”, comentó la exautoridad edil sobre el ingeniero civil que ya en su época de dirigente universitario combatió el golpe banzerista; murió a los 34 años. Y el militar Menacho, el mayor de todos con 46 años, “siempre hacía bromas con la sonrisa en la faz”, relató Del Granado. Dijo que “Velasco era un académico excepcional». A esa misma edad murió Navarro, un ingeniero y dirigente desde la universidad: “El Flaco, como le decíamos era muy activo, un hombre que siempre estaba organizando”, comentó.
Sobre José Reyes Carvajal, 40 años, el exalcalde recuerda su porte solemne, su gran estatura y aspecto atlético, era policía, abogado y tenía una “gran capacidad de oratoria”; sobre Barrón, 31 años, comentó que era un arquitecto y brillante muralista que llevaba a las paredes las campañas.
“Los mártires son patrimonio de la nación, nos dejaron el legado de la lucha por la justicia y la democracia”, remarcó Hugo José Suárez en representación de los familiares de los desaparecidos en la masacre. Detalló que les contó a sus hijas adolescentes cómo a sus 10 años vio el “cuerpo destrozado” de su padre porque es una generación que no conoce “la tortura y miedo” de la época de las dictaduras.
En el acto conmemorativo también participaron representantes de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Movimiento Mujeres Libertad y la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Amparo Carvajal. Zaratti agradeció la coordinación institucional.
