“El Negro en la Calle” se transmitió desde la Plaza Tejada Sorzano, que se convirtió en el epicentro de la alegría, la unidad familiar y los deseos.
AMUN / 2-1-25
El 2 de enero, una tarde soleada y vibrante, la Plaza Tejada Sorzano se convirtió en el epicentro de la alegría y el espíritu festivo en La Paz. Allí, el alcalde Iván Arias, con su característico carisma, se hizo presente con su programa radial “El Negro en la Calle” para compartir con los ciudadanos en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
El motivo de su visita no era otro que el espléndido pesebre a tamaño natural y el majestuoso árbol de Navidad, que se erige en la plaza con casi 40 metros de altura, el más grande del país, iluminando el cielo paceño y recordando a todos la belleza de las festividades.
“Bienestar, la comprensión y paz para los paceños” resonaban en el aire mientras el Alcalde saludaba a los transeúntes. Con una sonrisa, respondía a los buenos deseos de quienes se encontraban en el lugar.
“Feliz año nuevo”, le decían los ciudadanos, y él respondía con la misma calidez que caracteriza su liderazgo, compartiendo anécdotas sobre su propia celebración. La conversación fluyó naturalmente, como si se tratara de un encuentro entre viejos amigos.
Entre risas y buenos deseos, Arias se detuvo a charlar con una familia que disfrutaba de la tarde. «¿Cómo has pasado tu año nuevo?», preguntó a un padre de familia. «Muy bien, con panetón y café con leche», respondió, pintando un cuadro de la calidez familiar, a pesar de las dificultades económicas que muchos enfrentan. “Un saludo a todos los paceños”, pidió el hombre, y el Alcalde, siempre atento, se lo transmitió con entusiasmo.
La plaza rebosaba vida. Niños corrían, parejas se tomaban de la mano, y los grupos de amigos se alineaban para capturar el momento frente al imponente árbol. “Miren qué lindo se ve el árbol con el sol”, exclamó Arias, apuntando hacia la obra maestra de luces y adornos que se alzaba como un símbolo de esperanza y unidad. La atmósfera estaba impregnada de risas y alegría, un respiro de felicidad en tiempos inciertos.
Los fotógrafos aficionados y profesionales no perdían la oportunidad de inmortalizar el momento. “Aquí parecemos unos angelitos”, bromeaba un grupo de amigos mientras posaban frente al árbol, reflejando el espíritu festivo que envolvía a todos los presentes. Los monolitos de la plaza, decorados con luces brillantes, se convirtieron en el telón de fondo perfecto para las fotos, capturando la magia de la temporada.
Al otro extremo se encuentra el pesebre al tamaño natural. La voz de los niños se mezclaba con el murmullo de los adultos, creando un ambiente festivo que invitaba a la celebración. «¡Qué pesebre más lindo que hemos hecho!», exclamaba el alcalde Iván Arias, mientras señalaba los pequeños animales que rodeaban la escena del nacimiento. La autoridad transmitió su programa radial “El Negro en la Calle”, desde la icónica plaza que fue remodelada hace dos años.
A medida que los visitantes se acercaban, la curiosidad se transformaba en alegría. «Mirá esos animalitos», decía un hombre a su lado, mientras un grupo de niños se acercaba emocionado para tomarse selfis junto a las figuras. La atmósfera estaba impregnada de risas y buenos deseos, especialmente entre los papás primerizos que, con su pequeño en brazos, se dejaban llevar por el encanto del lugar.
«¿Cómo están los papás primerizos?», preguntó el Alcalde a una joven pareja. «Todo bien», respondieron, orgullosos de su bebé de cinco meses que se llamaba Sebastián. La madre, Grisel, sonreía mientras su pareja, Mauricio, explicaba la elección del nombre. «Es un varoncito, Sebastián Mauricio», decía con ternura. La conversación fluía, y en medio de la calidez del encuentro, el Alcalde se despidió de la pareja, deseándoles lo mejor en esta nueva etapa de sus vidas.
El pesebre, además de ser un atractivo visual, contaba también con un «pozo de deseos». «Aquí uno bota una moneda y pide un deseo», explicaba un representante de la municipalidad, mientras mostraba a los visitantes cómo participar en esta tradición. «La gente ha quedado muy contenta con el pesebre», comentaba el alcalde, orgulloso de la obra que, según él, buscaba recuperar la mística y la religiosidad de estas fiestas.
Los deseos volaban en el aire; Jackeline co-conductora del programa, se acercó al pozo. «Voy a pedir tiempos mejores para la ciudad», decía, mientras lanzaba su moneda con fe. Su gesto fue seguido por el Alcalde, que también deseaba paz y prosperidad para el próximo año, para los paceños y para la ciudad.
El ambiente era de pura felicidad, un respiro de esperanza en medio de un año que había sido complicado para muchos. «Qué lindo, realmente quedó hermoso», comentaba una madre, mientras sus hijos disfrutaban de la experiencia.
Así, entre conversaciones, risas y el brillo del árbol más grande de Bolivia y el pesebre natural, el alcalde Iván Arias reafirmó su compromiso con la comunidad, recordando que, a pesar de las adversidades, el verdadero espíritu de la Navidad radica en la unión y el amor familiar.
La Plaza Tejada Sorzano, este jueves, no solo fue un lugar de encuentro, sino un símbolo de esperanza, donde cada sonrisa y cada saludo resonaban con la promesa de un nuevo comienzo. La magia de la Navidad, una vez más, había tejido una red de conexiones en el corazón de La Paz.
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