Son las 8.00 del último jueves de febrero y don Antonio Laura Usnayo (53 años) ingresa al Hospital Municipal La Merced para someterse a una nueva sesión de hemodiálisis en una de las diez máquinas con la que cuenta el espacio, un ambiente apto con todas las comodidades. Este procedimiento ‘obligatorio’ hace que su vida se alargue.

Una enfermera le toma el peso y le ayuda a colocarse la bata, botas, gorro y barbijo. Él se acomoda en la máquina asignada que siempre es la misma. Otra efermera le conecta a través de un catéter a don Antonio (en otros pacientes se lo hace por una fístula arteriovenosa).

La máquina, a través de un filtro dializador, comienza a extraer las toxinas urémicas y el líquido en exceso del paciente. Si estas permanecen en la sangre, podría ocasionar convulsiones, hemorragias, nauseas, vómitos y adelgazamiento, entre otros síntomas que eleva el riesgo vital.

“Yo vengo desde Sorata y a la semana hago tres sesiones (martes, jueves y sábado), cada una de cuatro horas. Salgo de allá a las tres de la mañana, llego seis y media, hago hora, tomo desayuno y a las siete y media u ocho entro a la sala, todo termina tipo doce y me voy otra vez. Así es desde hace un año que me detectaron insuficiencia renal”, relata don Antonio.

Para él es un sacrificio constante e interminable, pues gasta Bs 400 en pasajes, comida y otros extras por semana; debe levantarse temprano y viajar, pues en su pueblo como en el resto de Bolivia no hay esta especialidad. Sin embargo, le alivia que el tratamiento sea gratuito, cada sesión corre por cuenta de la Alcaldía de La Paz.

“A mí me trajeron en estado de coma desde mi pueblo hasta el hospital San Gabriel (en Villa Copacabana), ahí pagué alrededor de Bs 30.000. También estuve en el (hospital) General y pagué como Bs 1.500 en el uso de los equipos y la internación. Aquí no pago, pero sobre todo valoro al personal; todos te atienden con cariño, amabilidad, te apoyan”, expresa.

La Merced y Los Pinos: hospitales renovadores de vida

Así como don Antonio, otros 63 enfermos con insuficiencia renal son atendidos de forma gratuita en La Merced, que implementó la especialidad hace un año y donde se realizaron más de 9.400 sesiones de hemodiálisis. En Los Pinos, recién hace un mes se abrió el servicio, y atendió 30 sesiones de seis pacientes.

En ambos hospitales, se atiende en dos turnos, de 8.00 a 12.00 y de 14.00 a 18.00, de lunes a sábado. Además cuenta con una área aislada para atender a personas con VIH positivo y hepatitis.

En cuanto a costos, la directora del hospital La Merced, Ximena Salinas, explica que la Comuna gasta Bs 654 por sesión en pacientes que cuenten con catéter, mientras que para los que tengan como vía de entrada la fístula arteriovenosa cuesta Bs 626.

“Nosotros atendemos al paciente. El Municipio reembolsa el dinero del tratamiento, así que al paciente con enfermedad renal crónica no se le cobra”, acota la secretaria Municipal de Salud, Verónica Hurtado.

Sin embargo, antes de la implementación de esta especialidad en los hospitales municipales, la Alcaldía firmó en octubre de 2016 un convenio con dos centros de salud y tres hospitales privados que permitieron dar hemodiálisis gratuita a pacientes renales.

A partir de ello, la Comuna gasta Bs 60.000 por paciente por año. “En 2018, nuestros 468 pacientes nos han significado algo más de 28 millones de bolivianos”, resalta el director de Salud de la Comuna, Cristian Pereira.

De las cerca a 500 personas que sufren insuficiencia renal en La Paz 70 fueron atendidos en Los Pinos y 64 en La Merced.

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