Las salteñitas, tucumanitas y vestiditos para muñecas pequeñas, son las creaciones de Ana María
AMUN/14-08-24
“Lo bueno viene en frasco chico”, es un conocido refrán que se puede aplicar al trabajo que realiza Ana María, una mujer adulta mayor que elabora con habilidad y pasión, las tradicionales salteñas, tucumanas, ropa para muñecas, aretes y otras artesanías en miniatura.
“Siempre he tejido cosas pequeñitas, he cocido cosas pequeñitas”, afirma la adulta mayor de 62 años, mientras muestra los vestidos de muñecas que tejió y que están sobre una mesa. Los bebés de dos centímetros lucen vestidos de color celeste y las bebas de color rosado; otra más grande de tres centímetros de alto tiene un vestido rojo. En tanto, otras muñecas de mayor estatura lucen ropa tejida con hilo rosa y café.
También se observa las jugosas y tradicionales salteñas y tucumanas hechas con porcelana fría, que están en charolas listas para ser comercializadas, como si se tratara de las de tamaño real. Las mismas salteñas también son vendidas en forma de aretes, que también son comercializadas.
Ana María expone sus trabajos en la Feria Dominical de Mil Colores y desde agosto de este 2024 en las ferias de las casas comunales, donde asisten los adultos mayores del municipio paceño.
Algo tímida, vestida con un chaleco rojo y con un sombrero evita salir en la foto. Prefiere pasar desapercibida, pero el talento le antecede y está detrás de la mesa donde están sus trabajos, explicando las características de sus creaciones.
“Los adultos mayores podemos producir porque tenemos la capacidad de hacer muchas cosas”, asegura.
En su juventud estudió secretariado comercial e inglés y hoy es jubilada. Esa ocupación le permitió mantener a su familia, a su mamá e hijo. Actualmente su situación cambió, su mamá falleció y su hijo se casará muy pronto.
Todo su esfuerzo le sirve para mantenerse. “Tengo solo un hijo, pero yo me mantengo con esto. Y tampoco gasto mucho, trato de no gastar mucho. No le pido a él, recién está trabajando, no había trabajo, y no le pido porque gracias a Dios con estas cosas estoy bien”, enfatiza.
Crear miniaturas en porcelana fría, tejer ropa para muñecas y otras artesanías, más que un trabajo es una “diversión” porque conoce nuevas personas y conversa con ellas. Su trabajo también le provee de ingresos, ya que en las ferias obtiene al menos 150 bolivianos. “Vendo mis productos, tengo dinero y con eso estoy tranquila”.
Ana María es sería y dice las cosas sin rodeos. Aconseja a los jóvenes a trabajar mientras tengan la energía y juventud en sus venas, “como jóvenes tiene que aprovechar, trabajar, juntar plata, tener una carrera”.
Agrega que el esfuerzo y el trabajo no terminan en la juventud. En realidad el trabajo es de todos los días y toda la vida, ya que cuando las personas llegan a ser adultos mayores tendrán que “seguir trabajando, hacer lo que se pueda, buscar forma de ganar (dinero)”, aunque por su edad espera se les conceda días libres.
“Los adultos mayores podemos producir porque tenemos la capacidad de hacer muchas cosas, solo si nos da flojera no lo hacemos, pero si no, lo hacemos”, manifiesta la artesana.
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