Su última remodelación efectuada bajo los conceptos de accesibilidad, inclusión y seguridad, será entregada este viernes 6 de diciembre.
AMUN / 6-12-24
La Plaza San Francisco, corazón palpitante de La Paz, fue testigo de un sinfín de transformaciones a lo largo de los siglos. Desde su fundación, este emblemático espacio no solo alberga la histórica iglesia de San Francisco, sino que también es un reflejo del desarrollo urbano y social de la ciudad. Cada rincón de su atrio cuenta historias de la vida cotidiana, del comercio y de la política, elementos que fueron moldeando su identidad.
Desde su creación por Fray Francisco de Morales en 1549 —hasta la culminación de su construcción en 1581— la iglesia fue un bastión de fe y cultura. A medida que los siglos avanzaron, el atrio se convirtió en un testigo mudo de acontecimientos cruciales que delinearon el destino de La Paz.
El río Choqueyapu, que dividía la ciudad colonial en dos mundos —el español y el indígena—, era un elemento vital en este escenario. Las fotografías de la época muestran un río limpio y claro, con un puente que conectaba a las personas y sus historias. El ingeniero geólogo que capturó esas imágenes dejó un legado visual que nos recuerda la belleza y funcionalidad de este espacio.
Las fotografías de ese entonces muestran que la Plaza Mayor de San Francisco, delimitada por importantes arterias como la Av. Mariscal Santa Cruz y la calle Sagárnaga, fue un punto de convergencia de vidas y relatos.
En sus inicios, el atrio era más que un simple espacio de contemplación, albergaba un bullicioso mercado campesino, un espacio donde el comercio y la comunidad se entrelazaban, antes de que el desarrollo urbano comenzara a transformar el paisaje. A lo largo del siglo XX, el entorno fue testigo de manifestaciones políticas y cívicas que resonaron en sus explanadas, convirtiendo la plaza en un escenario para el clamor popular.
A medida que avanzaba el siglo XX, el entorno comenzó a sufrir cambios significativos. Las intervenciones en el atrio fueron múltiples y variadas: desde la demolición de parte del claustro hasta la construcción del viaducto subterráneo que conecta con el túnel San Francisco.
La Plaza pasó a ser un punto de convergencia no solo por su belleza arquitectónica, sino también por su relevancia en la vida cívica de la ciudad. Durante décadas, la escultura del Mariscal Andrés de Santa Cruz, ubicada en la Plaza de los Héroes, se convirtió en un símbolo de la identidad local y un punto de encuentro para manifestaciones y eventos culturales.
En agosto de 2010, la remoción del monumento de Santa Cruz marcó el inicio de una nueva era para la plaza. La remodelación de 2011, que unió la Plaza San Francisco con la Plaza de los Héroes a través de una amplia escalinata, fue el resultado de un ambicioso Plan de Revitalización Urbana. Este proyecto no solo modernizó el espacio, sino que también buscó preservar su valor histórico y cultural, un acto de amor hacia el patrimonio de La Paz.
El último gran cambio se produjo en 2017, cuando una remodelación integral devolvió al atrio su esplendor. Nuevas áreas verdes y una infraestructura más moderna han hecho de este espacio un lugar acogedor para feligreses y turistas por igual.
A lo largo de los siglos, el atrio de la Plaza San Francisco fue un espejo de la evolución de La Paz, un lugar donde la historia se entrelaza con la cotidianidad y donde cada transformación cuenta la historia de un pueblo en constante cambio.
A propósito de cambio, la Alcaldía entregará este viernes 6 de diciembre una renovada Plaza Mayor de San Francisco, un proyecto que redefine la accesibilidad, la inclusión y la seguridad en el corazón de la ciudad.
El espacio histórico presenta rampas universales, iluminación LED en puntos estratégicos, ampliación de accesos y áreas verdes que mejoran la experiencia de sus visitantes locales y extranjeros. Además, recupera la verja en el ingreso a la iglesia.
Hoy, la plaza se extiende sobre 6163 m², capaz de albergar a 100,000 personas en sus tres explanadas, que conectan la basílica de San Francisco con avenidas y mercados circundantes. Este nuevo diseño no solo mejora la accesibilidad, sino que también revitaliza el ambiente social y cultural de la zona. Actos políticos, cívicos y festivales encontraron en ella un escenario propicio, mientras que ferias y exposiciones atraen a visitantes de todas partes.
La Plaza San Francisco sigue siendo un testimonio vivo de la identidad paceña, un lugar donde las voces del pasado resuenan en el presente, recordándonos que, a pesar de los cambios, la esencia de un lugar nunca se pierde.
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