Dos cuadrillas de obreros limpian la Plaza Murillo tras masiva concentración de arcistas

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Los trabajadores de La Paz Limpia efectúan el recojo de la basura en la Plaza Murillo.

El lavado profundo que quedó pendiente por la presencia de mucha gente se efectuará esta noche.

AMUN/ 24-09-24

A las 8 de la mañana de este martes, el bullicio de la Plaza Murillo comenzaba a despertar aún con restos de basura que había dejado la concentración de seguidores del presidente Luis Arce, que resguardaron el lunes, junto a la Policía, el Palacio de Gobierno para evitar una posible toma.

La jornada de recolección de basura había sido planificada para el día anterior, pero la atmósfera de tensión, había impedido el acceso de los camiones recolectores. “Ayer (lunes), aún estaban consumiendo bebidas alcohólicas en el centro de la plaza y contábamos con un resguardo policial que no permitió que nuestras unidades ingresaran”, dijo el director del Sistema de Regulación y Supervisión Municipal (Siremu), Willy Balderrama.

Sin embargo, la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente y la unidad de protocolo del presidente hizo posible la apertura de la plaza la mañana de este martes. «Hoy (martes), finalmente hemos podido ingresar para llevar a cabo la limpieza», añadió mientras indicaba la llegada del camión compactador de carga trasera, que sería acompañado por dos cuadrillas de obreros.

Con el sonido del motor del camión rompiendo la calma matutina, un grupo de seis obreros se sumió en su trabajo, mientras el resto de la otra cuadrilla se disponía a recoger los desperdicios que habían quedado tras la masiva concentración. Pero la labor no se limitó solo a la plaza; calles aledañas como Genaro Sanjinés y la bajada de la Sucre, la calle Comercio, entre otras, también vieron el despliegue de personal, asegurando que la limpieza se extendiera más allá de la Plaza Murillo.

A pesar de las expectativas, la idea de realizar un lavado profundo de la plaza, una operación que Siremu lleva a cabo cada lunes, se tornó en una misión imposible. «Lamentablemente, ya había mucha concentración de personas y no pudimos hacerlo», comentó Balderrama, sugiriendo que, si todo iba bien, por la noche se llevaría a cabo el lavado que quedó pendiente.

Así, mientras el sol comenzaba a calentar la plaza y la gente se agolpaba para disfrutar de la jornada, los obreros continuaban su labor. Un gesto simple, pero lleno de simbolismo, que buscaba recordar a todos que, más allá de las celebraciones y manifestaciones, la limpieza y el respeto por el espacio público es responsabilidad de todos. La Plaza Murillo, escenario de tantos eventos, merecía brillar de nuevo.

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