Con solo 33 años, Ana es madre de una niña y dedica su vida a lidiar con comerciantes, conductores del servicio de transporte y, sobre todo, a brindar ayuda a los transeúntes
AMUN / 08-03-25
La jornada ya había comenzado para Ana Chambi, pero su rostro reflejaba el cansancio acumulado de un día que apenas comenzaba. Había cumplido su servicio en el control vial de la calle Eloy Salmón, un trabajo que, aunque rutinario, no está exento de desafíos.
Al llegar a nuestra cita, nos pidió un momento para reportarse ante su superior. La espera fue breve, apenas cinco minutos, y pronto nos encontramos en la base de operaciones, listos para continuar hacia la avenida Camacho, donde debía proseguir con su labor.
Mientras caminábamos, un camarada la saludó con familiaridad y le reportó las novedades del sector. Ana, con una calidez que contrasta con la seriedad de su uniforme, escuchaba atenta. “Desempeño mi labor como guardia municipal hace 15 años, haciendo diferentes funciones.


Considerando mi condición de mujer, mi trabajo no es nada fácil”, comenzó a relatar, dejando entrever el peso de su experiencia. “Muchas veces, a las personas no les gusta que se las controle; siempre quieren tener la razón. No les gusta que se les haga notar lo malo”, añadió, dejando escapar un suspiro que hablaba de las frustraciones acumuladas en un trabajo que exige tanto.
No obstante, su vocación de servicio se hizo evidente en un instante inesperado. Un adulto mayor se acercó, visiblemente perdido, preguntando dónde podía obtener un certificado de nacimiento. Sin dudarlo, Ana sonrió y lo condujo con amabilidad hasta la parada del Pumakatari en la calle Bueno, indicándole la dirección de las instalaciones del Segip. “Muchos ciudadanos necesitan orientación, y estamos aquí para servir a la población”, comentó, como si esa interacción fuera el corazón mismo de su labor.
A medida que avanzábamos en la conversación, Ana compartió la importancia de seguir un protocolo al lidiar con infracciones de los gremiales. “En una primera instancia hacemos la recomendación y la persuasión sobre las infracciones que cometen. Estas recomendaciones son por dos veces consecutivas y a la tercera se procede al decomiso de productos”, explicó, revelando la complejidad de su trabajo y el equilibrio que debe mantener entre la autoridad y la empatía.


Con solo 33 años, Ana es madre de una niña y dedica su vida a lidiar con comerciantes, conductores del servicio de transporte y, sobre todo, a brindar ayuda a los transeúntes que, en muchos casos, solo buscan una dirección o información sobre qué línea de transporte tomar. Su compromiso con la comunidad es palpable; no es solo una guardia municipal, sino un nexo vital entre la administración y la ciudadanía.
En este contexto, y en el marco del Día Internacional de la Mujer que se celebra este sábado 8 de marzo, es fundamental reconocer a mujeres trabajadoras como Ana Chambi. Con sacrificio y dedicación, ella se levanta cada día para contribuir al Bien Común, enfrentando los retos que su labor conlleva, y transformando, a su manera, la comunidad que sirve. Ana es un ejemplo de que el trabajo, cuando se hace con pasión y entrega, puede ser un motor de cambio en la sociedad.
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