Arias, con la voz entrecortada por la emoción, inició su intervención pidiendo la ayuda divina para que la empresa Kantutani “sea iluminada por el Señor” y cumpla con su responsabilidad de limpiar el lodo que afectó a la comunidad.
AMUN / 31-12-24
En una tarde cargada de emociones y esperanza, el alcalde Iván Arias se dirigió a los vecinos y vecinas de Bajo Llojeta durante la “Misa de Esperanza”, un encuentro que trascendió lo espiritual para convertirse en un llamado a la unidad y la acción.
La ceremonia, marcada por un ambiente de solidaridad y comunidad, se realizó en un contexto de crisis, donde 15.000 toneladas de lodo aún permanecen como un recordatorio de los estragos causados por la mazamorra del 23 de noviembre que sepultó a 40 viviendas.
El Alcalde, con la voz entrecortada por la emoción, inició su intervención pidiendo la ayuda divina para que la empresa Kantutani “sea iluminada por el Señor” y cumpla con su responsabilidad de limpiar el lodo que afectó a la comunidad.
“Es muy fácil hablar y otra cosa es vivir”, reflexionó, señalando las duras realidades y el sufrimiento que enfrentan los damnificados que se encuentran en el albergue Illimani. A través de su discurso, Arias instó a la comunidad a no dejarse llevar por la confrontación, sino a buscar el diálogo y la cooperación con la empresa responsable.
“Esperamos que pronto se arregle todo esto”, dijo, mientras miraba a los ojos de sus conciudadanos, quienes escuchaban atentamente. “Hasta ahora simplemente escuchamos carteos y declaraciones que lo que hacen es distanciarlos”, añadió, enfatizando la necesidad de unirse para afrontar la crisis. La cifra de 15.000 volquetas de lodo que aún deben ser retiradas se convirtió en un símbolo de la lucha colectiva que se requiere para superar la adversidad.
La misa no solo fue un momento de oración, sino también un espacio para fortalecer la confianza en la gestión municipal. Arias agradeció a los paceños que se acercaron a pagar sus impuestos, resaltando cómo este gesto de solidaridad permite destinar recursos a la operación de limpieza. “Ya hemos invertido más de 5 millones y es insuficiente. Entonces no lo podemos hacer solos. Necesitamos unir”, reiteró, reforzando su compromiso de trabajar de la mano con la comunidad.
La primera autoridad política de la ciudad, recordó un gesto de unidad que vivió recientemente con los vecinos de Achocalla —que hacían vigila en las puertas de la Policía exigiendo la libertad de su subalcalde que estaba detenido junto al subalcalde de Cotahuma de La Paz—, donde el abrazo y la oración se convirtieron en un símbolo de reconciliación y esperanza.
“Dios es el único que puede unirnos y ablandar nuestro corazón”, afirmó, mientras instaba a todos a continuar luchando juntos. A medida que la misa avanzaba, la comunidad se sintió envuelta en un abrazo colectivo de amor y apoyo.
En un gesto conmovedor, la Alcaldía anunció una pequeña donación, resultado de las contribuciones del personal, como símbolo de su compromiso y cariño hacia los afectados. “Es el cariño nuestro que se expresa también de esa manera”, comentó Arias, mientras la audiencia aplaudía con gratitud.
La misa culminó con una bendición y un deseo de que “Dios siempre nos ilumine”. Mientras los vecinos se abrazaban, el mensaje de esperanza y unidad quedó grabado en el aire. La “Misa de Esperanza” no solo fue un momento de fe, sino un llamado a la acción y la solidaridad en tiempos de dificultad. Bajo Llojeta, unida en la adversidad, se aferra a la esperanza de un futuro mejor, iluminado por el compromiso de su comunidad y su Alcalde.