Franklin, protagonista de la premiada película “El Ladrón de Perros” se refiere a su trayectoria como un camino de lucha desde los diez años, enfrentando la adversidad y el juicio por ser “lustrador de calzados”.
AMUN / 15-10-24
“Ahora yo te lustro, ilustre”, le dijo el alcalde Iván Arias a Franklin Aro, tras entregarle un reconocimiento por su participación en la película “Ladrón de Perros”. Nunca se imaginó que el lustra calzados que una vez le sacó brillo a sus zapatos se convertiría en un actor de cine.
En la premier de la película en el cine Megacenter, bajo la mirada atenta de amigos y curiosos, ambos comparten anécdotas que reflejan el camino arduo y lleno de obstáculos que llevó a Franklin desde su niñez en las calles de La Paz hasta la pantalla grande.
“¿Dónde nos hemos conocido?”, pregunta el Alcalde con una sonrisa. Franklin, que en su infancia fue guardia de la verbena, recuerda aquel primer encuentro. “En la verbena que hicimos en el parque. Ahí nos sacamos una foto”, dice con nostalgia.
La imagen, que fue objeto de un encuentro reciente entre amigos, simboliza no solo un momento del pasado, sino también la conexión entre un joven soñador y un alcalde que apoya la cultura y el arte.
La admiración de Iván Arias por Franklin es palpable. “Hoy él es una celebridad gracias a su esfuerzo y trabajo”, destaca el Alcalde, quien se deleita en la historia de superación que representa el joven lustrabotas que alguna vez soñó con ser artista.
Franklin, con una humildad evidente, se refiere a su trayectoria como un camino de lucha desde los diez años, enfrentando la adversidad y el juicio por ser “lustrador de botas”. Con el eco de risas y aplausos en el ambiente, Franklin comparte su experiencia en la filmación de “El Ladrón de Perros”, una película que, según dice, refleja la dura realidad que ha vivido.
“Todos creen que ser artista es fácil, pero esto requiere dedicación, perseverancia y la fuerza para seguir adelante a pesar de los días malos”, recalca. La discriminación que sufrió de niño lo marcó, pero también le ofreció la fortaleza necesaria para alcanzar sus sueños.
“El esfuerzo no se consigue de la noche a la mañana”, repite, mientras los ojos del alcalde brillan de orgullo. La referencia a premios internacionales ganados por la película y por Franklin añade un matiz de esperanza y orgullo nacional. “Esto es un honor para Bolivia”, enfatiza, como un llamado a los jóvenes a no rendirse.
El diálogo se torna emotivo cuando el alcalde pregunta por la familia de Franklin. “Mi mamita se llama Virginia Huasco Vilca, y mi papá Santiago Ardo”. La mención de sus padres resuena en el aire, evocando el sacrificio y la dedicación que también contribuyeron a su éxito. “Este hombre es un ejemplo de que con esfuerzo y constancia, se pueden alcanzar los sueños”, concluye el Alcalde.
Tras una sonrisa cálida, Franklin no puede evitar mostrar su deseo de seguir en el mundo de la actuación. “Quiero seguir actuando en diferentes proyectos”, dice, con un brillo en sus ojos que refleja un futuro prometedor. De El Alto a la cima del cine boliviano, su trayectoria es un ejemplo de que cada paso, por pequeño que sea, cuenta en el camino hacia el éxito.
En un rincón de la antesala del cine, un grupo de personas observa la conversación entre estos dos hombres con admiración. Para ellos, la historia de Franklin deja claro un mensaje fundamental: los sueños, por más lejanos que parezcan, pueden alcanzarse con dedicación y perseverancia.