Carlos Gerl, investigador
En esta entrevista a profundidad, el investigador Carlos Gerl narra hechos poco conocidos de la Revolución del 16 de Julio de 1809
AMUN/16-07-24
¿Qué pasó el 16 de julio de 1809?, ¿qué hicieron los revolucionarios?, ¿en qué calles se suscitaron los enfrentamientos?, ¿qué rol jugaron los sacerdotes de las iglesias en el levantamiento? Son algunas de las preguntas que el investigador Carlos Gerl se encargó de responder en esta entrevista en profundidad.
En su relato, Gerl rememoró los nombres y características de algunas de las calles donde se produjeron los hechos de la Revolución, además de evocar anécdotas de situaciones muy concretas que se experimentaron aquel 16 de julio de 1809.
La Agencia Municipal de Noticias le invita a leer esta entrevista donde se develan hechos pocos conocidos de este hito significativo de la historia de La Paz.
¿Cuál es el circuito de la Revolución del 16 de Julio de 1809 en el Centro de La Paz?
Hay que contextualizarse un poco en las horas, minutos antes de la Revolución del 16 de Julio, antes de la misa de la Virgen del Carmen, ya días antes, horas antes ya se vivía, ya estaban complotando los revolucionarios, hay calles íconos, tenemos la misma calle Comercio que esa vez no era Comercio, teníamos la calle Sucre que tampoco se llamaba Sucre en esa época, todas estas calles alrededor de lo que viene a ser la plaza Murillo han tenido importancia, ¿por qué? porque en esos lugares, en estos espacios públicos, sean plazas o calles, los revolucionarios y los vecinos de la ciudad de La Paz hicieron lo suyo.
Por decirte, en la calle Sucre, que era la calle Carcantía en esa época, en el 1809, era nominada como calle Carcantía, una toponimia aymara que dice que es un lugar de piedras, por eso se llamaba Carcantía. Y este sector, toda la calle Sucre, hasta lo que viene a ser la plaza Riosinho, que era la Caja de Agua, era poco transitado por esta dificultad de las piedras, así que los revolucionarios optaron que esta calle sea la más visitada por ellos mismos, como nadie iba, ellos tenían la facilidad de transitar por estas calles y complotar en esas calles,
Es decir que no eran calles muy transitadas
No, la calle Sucre en particular no porque eran peñascos de piedras cortadas, por eso lleva el nombre de Carcantía, una toponimia aymara que refiere a eso, a piedras cortadas. Al ser una calle tan accidentada, los revolucionarios optaron por esta calle para que sea de tránsito y así complotar contra la realeza. Se reunían en esta calle, las visitas eran frecuentes A esta calle y ahí complotaban.
¿Qué puede decir de la calle Comercio?
La calle de Comercio tenía distintos nombres. En esta calle fue donde se dieron más refriegas, o sea, es ahí donde hubo más batallas, se hicieron trincheras y murieron muchos revolucionarios y también realistas. Esta fue la calle donde hubo más enfrentamientos sangrientos.
La plaza Riosinho o la Caja de Agua, ahí se han logrado reunir 200 revolucionarios, el pueblo casi se reunió ahí y concentrados empezaron a bajar por lo que viene a ser la calle “Cabra Cancha”, la calle Jaén. Empiezan a bajar por ahí y empiezan a desfilar de manera silenciosa y sigilosa hasta la plaza Murillo o la plaza Alonso de Mendoza, que era el campo abierto, no había ni plaza esa vez.
Ahí también se llega a concentrar un grupo interesante de revolucionarios y empiezan a hacer el avance por el puente de San Francisco, porque no había otra manera de comunicarse con el centro de la ciudad, con la ciudad española esa vez. La única manera, la única vertebración era el puente de San Francisco, que quedaba justo al frente de la iglesia y en la calle General Los Ángeles. Ahí había un puente y ellos creían importante tomar ese puente y de esa manera se concentran en Alonso de Mendoza y empiezan a bajar a la calle General Los Ángeles, que era la calle de San Francisco e ingresan a lo que viene a ser la ciudad española, se concentran ahí y llegan a tomar ese puente. Nadie podía salir de ese puente, todos podían entrar pero nadie podía salir, los revolucionarios toman este puente.
También hay que mencionar a la plaza de la Merced, donde está la iglesia de la Merced, ahí al frente de la plaza había un billar de graneros donde también se reúnen cinco patriotas, ellos iban a tomar el cuartel general, ese era el punto que más avance que tenía. Ahí se reúnen los cinco revolucionarios, en el billar de graneros y minutos antes de que tomen el cuartel, cuando ya está saliendo la procesión, ellos salen del billar y se dirigen a la Plaza Mayor, a lo que es el cuartel general de los realistas.
Es decir que estos lugares son estratégicos para el ejército revolucionario, en virtud a que el objetivo era tomar el centro de la ciudad
Exactamente, se dividen, se dan tareas en distintas calles alrededor de la plaza Murillo, pero no solamente podríamos decir alrededor de la plaza Murillo. Por ejemplo, en la calle Sagárnaga, que está tan lejos de la plaza Murillo, ahí vivía uno de los revolucionarios, y este revolucionario aportó con cuchillos y machetes, igual en una cantidad muy similar a 180,
La gente de pueblo iba hasta la Sagárnaga a recoger sus cuchillos y machetes. Ellos aportaban, donaban, digamos, a la revolución con este tipo de armamento. Así que no solamente fue en lo que viene a ser el casco viejo, las calles principales alrededor de la plaza Murillo, sino como en el caso este de la Sagárnaga, donde vivía una persona comprometida con la revolución, hizo la donación de este tipo de armamento de cuchillos y machetes, y los revolucionarios fueron hasta ahí para recibir este material.
Lo propio ocurrió en la calle Castro, lo que viene a ser la plaza Frías ahora, esa era la calle de Santa Bárbara, igual ahí se organizó un pequeño grupo en lo que es la plaza Frías, no había esa vez la plaza, era un canchón, ahí se reúnen, igual reciben algunos armamentos, algunos machetes, picos y demás.
Muchos de estos revolucionarios la historia no ha recogido sus nombres. No tienen nombres. Muchos son anónimos. Claro, imagínate, cuando son ejecutados los nueve protomártires en la plaza Murillo, hay un décimo que nadie sabe quién es, porque cuando hacen las excavaciones, cuando hacemos las exhumaciones de los nueve protomártires, encontramos uno más, y hasta el día de hoy nunca se supo quién es. Es un misterio. O sea, hay uno más que ha sido ejecutado, que ha sido encontrado juntamente con Sagárnaga y Murillo en la exhumación de San Juan de Dios, cuando se hace la exhumación en los años 40, se encuentran tres cuerpos, no dos. Uno de Murillo, uno de Sagárnaga y un tercer cuerpo.
¿Y dónde se hizo la exhumación?
En el Templo San Juan de Dios. Se crea en el año 1940 una comisión, el municipio crea una comisión histórica y cuando se hace la excavación en el templo de San Juan de Dios, informados de que ahí están los restos de Murillo y de Sagárnaga, efectivamente se encuentran los dos cuerpos y un tercero, y nadie sabe, se ha hecho una investigación, se ha indagado y no se puede precisar quién era este décimo héroe que la historia no los recogió.
Y como ellos hay muchos, por ejemplo, en la Plaza Frías, que esa vez no era plaza, hubo otro comprometido con la revolución, igual apoyó, dio mucho armamento o como en el caso de San Francisco, que no había la plaza pero sí había el templo, el padre Delgado, Juan de Dios Delgado, el que era responsable de los franciscanos, él tenía la costumbre de refugiar a cualquier perseguido de la revolución y en estos días, antes y después, su participación fue vital del padre.
Él repicó las campanas, había la orden de repicar las campanas cuando termina la revolución y él fue uno de los que le dio más duro, la rajó la campana de San Francisco, hasta el día de hoy está en testimonio la campana rajada. Después de la revolución, él siguió refugiando a mucha gente que era perseguida y también apoyó tremendamente a la revolución, desde víveres, él daba alimentos, daba de todo a los revolucionarios.
Por ejemplo, la calle Potosí, que esa vez era Chirinos, donde queda la Facultad de Derecho, esa era la casa de la Vicenta Juárez Eguino y nosotros todos sabemos el compromiso que tuvo esta señora con la Revolución, ella donó desde pólvora hasta munición, donó armamento y también en esa esquina, donde es la Facultad de Derecho, se han reunido los revolucionarios, por lo menos tenemos la certeza de que Sagárnaga y Murillo fueron a visitar a Vicenta días antes de la Revolución.
Hay esos datos, hay registros de eso también y lo interesante que sobre la misma Potosí, yendo hacia el mercado Yungas, hacia la calle del mercado Yungas, esas veces ya existía una logia mazónica y ahora es la masonería, habían los caballeros de América, si no me equivoco, la logia mazónica, que igual eran unos señores que han apoyado, pero no han participado activamente de la Revolución, pero sí han dado bastantes luces, han apoyado económicamente, han apoyado con logística, con armamento desde ese lugar.
Ha habido lugares o espacios públicos que la gente común no se da cuenta, pero sí participó y tuvo un rol importante en esos espacios públicos. Mira, te cuento como anécdota, en la Revolución se fundieron tres cañones, dos están ahora en el museo, uno desapareció y los realistas no creían que los revolucionarios tenían cañones y el alcalde de Yungas se parapeta en lo que es el Banco Central hoy en día, todos conocemos el edificio del Banco Central en la Mercado esquina Ayacucho.
En esa esquina, de San Agustín al frente, ahí hacen un frente fuerte los realistas para contrarrestar la Revolución y bueno, va Figueroa con un cañón y dice: “si no se rinden disparamos el cañón” y como los realistas no pensaban o no creían que tenían un cañón, disparan el cañón, vuela la puerta, vuela parte de los arcos de la casa y salen todos los realistas y se entregan porque nunca pensaban que los revolucionarios tenían cañones.
Es ahí donde se hace uno de los primeros disparos de cañón en lo que es actualmente el Banco Central, era la casona del alcalde de Yungas y vuela la puerta y vuelan ventanas y vuela todo y ahí suscitó el primer cañonazo, uno de los primeros cañonazos.
Fuera del rol que jugó la Basílica de San Francisco, ¿qué papel jugaron otras iglesias en el desarrollo de la Revolución?
Había un compromiso de parte del mundo eclesial, digamos, para la Revolución. Juan de Dios Delgado, el padre del párroco de San Francisco, alojó a Murillo cuando ya era proscrito, no hay que olvidar que ha sido detenido antes de la Revolución dos veces Murillo, y las dos veces ha logrado salir de las acusaciones y todo esto, pero Juan de Dios Delgado tenía un dormitorio, una habitación especial para él, en San Francisco, que la tienen hasta el día de hoy, dentro del museo existe una habitación. Y es una cama muy simple, muy sencilla, con unos cueros de oveja, pero ahí se acomodaba, ahí se refugiaba, ahí se escondía Murillo cuando él estaba proscrito y buscado. Como te digo, esa habitación sigue hasta el día de hoy.
¿Cómo califica la participación de eclesiásticos en la Revolución?
Vital, importante, importantísima, ¿por qué? Porque una vez ejecutados los protomártires, no hay que olvidar el obispo da una maldición, han sido ejecutados en la mañana y nadie los puede descolgar hasta la noche, o sea, persona que se acerque y los descuelgue tiene una maldición de siete décadas, es un anatema que hace el obispo La Placa, hace una maldición a cualquier ciudadano que se acerque luego de que sean ejecutados, se lleva la maldición. Así que nadie se acerca, esperan la noche y en la noche son los propios curas que van y los descuelgan a los nueve ejecutados y los llevan a distintas iglesias, los llevan a la Merced, los llevan a El Carmen, los llevan a San Francisco, a San Juan de Dios y les hacen una sepultura secreta, discreta, sin que sepa nadie. Desde ahí es que tenemos todavía sus restos, toditos concentrados en San Francisco.
Claro, lo que pasa es que el año 40, cuando se hace la exhumación de los primeros cuerpos que estaban enterrados en los diferentes atrios de las iglesias, se llega a dar con este dato y la Iglesia empieza a sacar los otros restos y los empiezan a depositar en San Francisco porque ahí está concentrado todos los restos, es una cripta común de héroes, así que ahí están depositados no solamente los nueve héroes, está Abaroa, están varios héroes.
¿Cómo se desatan a estos nueve héroes?
Es la iglesia la que hace, los curas los que hacen. Cada párroco de la iglesia de la Merced, de San Juan de Dios, de San Francisco, de Santo Domingo, va, descuelgan a los ejecutados, se los llevan a sus iglesias y los entierran o los esconden detrás de sus atrios.
¿No hubo oposición en ese momento de parte de las fuerzas españolas?
No, lo que pasa es que el obispo ya había ordenado que al día siguiente sean estos restos tirados a los cenizales, esa era la orden concreta. Antes de que sea de madrugada, los curas de manera clandestina van, descuelgan estos cuerpos, porque ellos participaron efectivamente en la revolución y los depositan en sus iglesias, a espaldas de todos, nadie sabía dónde estaban, de ahí sale el misterio y surge el misterio de dónde estaban enterrados los protomártires.
¿Por qué el paceño, el ciudadano de La Paz en la actualidad, debe darle el realce y el valor a esta Revolución?
A los nueve protomártires los han declarado en Latinoamérica, como los protomártires de la liberación hispanoamericana, o sea, hay un continente que los declaró, no solamente una ciudad, es un continente que los declara, primer detalle que yo considero que es importante y mucho que los paceños hemos perdido mucha identidad ya hace años, vamos perdiendo identidad, no sabemos muchas cosas, o sea, cuando uno pregunta algo de la ciudad de La Paz, muchos no lo saben, creo que es importante difundir este tipo de hechos históricos, de historia, y que el paceño recupere su identidad.
Yo recuerdo que cada 20 de octubre, en la Plaza Alonso de Mendoza, se hacía un acto solemne de la fundación del Departamento de la Paz, y cuando había una autoridad, un alcalde ahí presente en el develado del monumento, iba una señora y le tiraba un pañuelo, y era un desafío, un baile de cueca, y el alcalde tenía que levantar el pañuelo y bailar cueca, era un desafío que hacían, no había alcalde que no sepa bailar cueca, pero ya son varias generaciones que muchos alcaldes tienen dos pies izquierdos y no saben bailar cueca, pero era un desafío que se hacía hasta los años 60, hasta los años 70, cuando el alcalde iba y develaba el monumento a Alonso de Mendoza, no faltaba la dama que iba y le tiraba un pañuelo, y ahí tenías que demostrar si eras paceño o no eras paceño.
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