Volvió con fuerza el Jisk’a Anata y destacaron danzas tradicionales paceñas

134
Una waca waca con polleras que llevan los colores de la tricolor boliviana en la entrada del Jisk'a Anata. Foto: AMUN

AMUN/28-02-22

Después de un año de ausencia por la pandemia de la Covid-19, la entrada del Jisk’a Anata volvió este lunes de Carnaval con fuerza, medidas de bioseguridad y la participación de 52 comparsas, entre las que destacaron en su mayoría danzas tradicionales paceñas como Waca Wacas, carporales, sayas, sicuris, moceñada y kusillos.

El alcalde Iván Arias lideró el inicio del desfile de los conjuntos autóctonos y folklóricos antes del mediodía, a su paso animó a bailarines y publico a alegrarse con mesura y sin descuidar al virus. Al ritmo de la Banda Eduardo Caba, los representantes de las distintas comparsas comenzaron a bailar junto al burgomaestre por todo el trayecto hasta llegar al palco oficial, instalado cerca del mercado Camacho.

“Bailemos con mucha alegría y que nuestro Jisk’a Anata vuelva a retomar el brillo que ha tenido otros años y esta vez con un recorrido mucho más completo”, aseguró Arias y después afirmó que “es la fiesta de la cosecha, la fiesta donde estamos cosechando la papa, estamos cosechando el maíz, realmente es una época muy linda y eso es el Jisk’a Anata”.

Las provincias paceñas levantaron su voz con la presencia de los Sicuris de Italaque, las tarqueadas, sicureadas y pinquilladas que alegraron a los representantes diplomáticos que llenaron las memorias de sus celulares tomando fotos y videos de las danzas, y otros con los bailarines que los sacaban a disfrutar de la danza. Danzas tradicionales como los Waka Wakas, donde el K’usillo hizo de las suyas y arrancó más de un aplauso del público.

“Me están gustando muchas danzas, por ejemplo esta, está muy bien”, dijo el encargado de negocios de la Embajada de España en Bolivia, Álvaro Vermoet, al observar la Waca Wacas que pasaba por la Av. Simón Bolívar. Este representante junto a un grupo de diplomáticos de su país y otros observaron a los diferentes comparsas que participaron en esta entrada folklórica del Carnaval Paceño. 

Las danzas de Funadaffit, Asorpaz, Asidis, los Chutillo Uru Uru, los Sicuris de Italaque, kusillo Zugar Dance, Caporales San Andrés, la Saya Mocusabol y la Moseñada Taller de Proyección Cultural de la Carrera de Arquitectura estuvieron entre las primeras danzas en ingresar en esta entrada folklorica.

Sin embargo, uno de los momentos más conmovedores que se vivió fue cuando pasó la Tarqueada del Centro de Rehabilitación de No Videntes Luis Brailey, conformada por personas con discapacidad visual, al igual que el grupo musical que los acompañó.  Los músicos y los bailarines fueron guiados y cuidados a lo largo de su recorrido por las vías habilitadas para esta entrada.

Una estampa chapaca, acompañados por el grupo musical El Bagual, también participó y con ello trajo a La Paz un pedazo del Carnaval tarijeño que alegró a los espectadores a lo largo de su recorrido.

El Chaco estuvo representado por su danza con la tradicional chacarera. La Cholita Paceña no se quedó atrás, demostró que las mujeres de pollera también pueden zapatear. El carnaval de Tarija también estuvo presente con la Rueda Chapaca, Cueca Chaqueña, Chacarera.

La tradición del carnaval de antaño estuvo encarnada en una cueca tradicional y el huayño que presentó el ballet de Tatiana Vera y con el acompañamiento musical de la Estudiantina Primavera. Además, los espectadores disfrutaron de la tradicional carnestolenda valluna.

Otro integrante de la representación diplomática española destacó el colorido de los trajes que lucieron hombres y mujeres de las diferentes danzas. “Me está gustando mucho. Venimos de Madrid, somos de la Embajada de España en La Paz. Esta agrupación que acaba de pasar es muy bonita. La danza de Tarija es también muy bonita”, expresó el diplomático al referirse a los Waca Wacas y a la Chacarera.

Las mujeres waca wacas llevan varias polleras de diferentes colores y en la danza el k’usillo juega un papel similar a la del pepino; fue otra de las danzas tradicionales que entusiasmó a los espectadores. Lo mismo ocurrió con el baile de los ch’utas, caporales y tinkus.

En tanto que las danzas modernas estuvieron representadas con el Salay, una danza que se caracteriza por la agilidad y el zapateo permanente de los bailarines.

En el palco oficial también estuvo Mónica Molina, de la Embajada de Perú en Bolivia, quien expresó su emoción al ver a los bailarines. “Me gusta muchísimo, todas son bellas, la verdad no se puede elegir una de la otra”, respondió a la pregunta sobre qué danza le gustaba.

Varios de los participantes de las diferentes comparsas estaban con las medidas de bioseguridad, como el barbijo o mascaras faciales, incluso algunos, como los Ch’utas Rosas de Viacha tenían un encargado para la desinfección. Pero hubo también muchas personas que no utilizaron ninguna de las medidas de protección personal.

Los representantes de los conjuntos folklóricos del Jisk’a Anata en coordinación con la Alcaldía de La Paz decidieron exigir las medidas de bioseguridad a los bailarines y el carnet de vacunación como medida preventiva. Esta fue la única entrada que se realizó en La Paz, ya que el Corso Infantil y la Farándula de Pepinos fue suspendida para proteger a los niños y jóvenes de los contagios Covid-19, ya que son los grupos poblacionales que solían participar en un mayor porcentaje estas actividades.

///

Deja un comentario