Celebrando un siglo de vida: Cesaria Condori Incacari

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Cesaria, que cada 29 de octubre celebra su cumpleaños y es una ferviente creyente del Apóstol Santiago, llevó con ella la imagen de su Santo, un símbolo de fe y esperanza que la acompaña en cada rincón que visita. Foto: AMUN

Con la sonrisa de quien sabe lo que significa alcanzar 100 de vida, Cesaria aplaudía con alegría, reconociendo que la jornada era para honrar su existencia.

AMUN/ 29-10-24

El aire se llenó de risas y canciones el pasado domingo, cuando Cesaria Condori Incacari, una mujer que recorrió un siglo de existencia, celebró —por adelantado— su 100 cumpleaños rodeada de su familia, amigos y vecinos. La atmósfera festiva, vibrante y llena de amor, fue un testimonio palpable de la vida rica y plena de esta venerable matriarca.

Cesaria, que cada 29 de octubre celebra su cumpleaños y es una ferviente creyente del Apóstol Santiago, llevó con ella la imagen de su Santo, un símbolo de fe y esperanza que la acompaña en cada rincón que visita. «Siempre camina cargada de su Tata Santiago», expresó con emoción su hija, mientras el grupo folklórico Siempre Mayas resonaba en la celebración con la melodía que alegró el ambiente: “Del cielo bajó una estrella, coronada de matices…”.

Con la sonrisa de quien sabe lo que significa alcanzar un siglo de vida, Cesaria aplaudía con alegría, reconociendo que esa jornada era para honrar su existencia. En el corazón de la celebración, una fritanga paceña servida por su hija emergió como el plato protagonista, junto a un tradicional yungueñito que endulzó aún más la velada.

Con mirada, pícara y un brillo especial en los ojos, Cesaria saboreaba el trozo de pollo, manifestando su amor por la buena comida en su lengua materna, el quechua: “Yo como todo”.

La festividad continuó con un delicioso postre, gelatina, en una secuencia perfecta de sabores y risas. La celebración no se detuvo ahí; un bajativo, un cóctel de naranja, le dio ese toque especial que muchos consideran esencial en todo festejo que se respete.

En medio de la música y el bullicio, su nieto, con un gesto afectuoso, le colocó 50 bolivianos en el pecho, mientras otros miembros de la familia le hacían entrega de regalos. Con una sonrisa desbordante, Cesaria recibía cada presente, reconociendo el cariño que las envolvía.

Fue un día de alegría desbordante, una conmemoración no solo de los 100 años de Cesaria, sino de un legado familiar construido con amor, tradiciones y una profunda conexión con las raíces.

La fiesta íntima, que se extendió hasta el final de la tarde, se convirtió en un tributo a las generaciones pasadas, a las vivencias y a la sabiduría que esta maravillosa mujer ha compartido. En cada rincón se sentía el calor de su historia y el cariño de aquellos que la rodean.

Esa mañana, en su corazón latía no solo la alegría por el día que cumplía, sino el espíritu de todas las personas que la han querido y que han formado parte de su vida. Cesaria Condori Incacari es un ejemplo de resistencia y amor, de fe y esperanza, y su celebración fue, sin duda, una jornada inolvidable para todos los que tuvieron el privilegio de compartirla.

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