1949, primer traslado de restos de los protomártires

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Urnas de los protomártires. Foto: AMUN

¿Quiénes descolgaron los cuerpos de los héroes? ¿Dónde fueron enterrados en secreto?

AMUN/14-07-24

“La tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”, fueron las palabras de Pedro Domingo Murillo antes de su ejecución. Siglos después, se trasladan sus restos junto a los de otros protomártires de la Revolución de Julio de 1809 por las calles y avenidas principales del municipio de La Paz.

En entrevista con la Agencia Municipal de Noticias, el historiador Randy Chávez, relató: “El Batallón Colorados de Bolivia se encargará de custodiar los restos en la Basílica Menor de San Francisco, en una cripta de la parte central del púlpito. Estamos hablando de 1949, donde se va a empezar a realizar el primer desfile; los primeros que van a ser incluidos en las urnas van a ser los restos mortales de Murillo, sin sus cráneos todavía, y luego van a ser los de Juan Bautista Sagárnaga”.

Las urnas fueron fundidas en Italia. “En 2008, luego de las investigaciones que se han hecho en San Francisco, se incluirá el cráneo de Pedro Domingo Murillo a su féretro”, informó el experto.

También se pusieron en sarcófagos los restos de Juan Basilio Catacora Heredia, Buenaventura Bueno, Apolinar Jaén, Melchor Ximénez, Mariano Graneros, Juan Antonio Figueroa y Gregorio García de Lanza. “Van a ser similares a las que se han hecho en Italia. Van a ser realizadas por un artesano llamado Guillermo Tola, quien tenía su fundición en el Cementerio General”, detalló Chávez.

¿Y el rol de los sacerdotes?

El investigador Carlos Gerl, detalló que en 1940, en el templo San Juan de Dios se creó una comisión histórica. “Cuando se hace la excavación en ese lugar, ahí están los restos de Murillo, Sagárnaga y un tercero. Nadie sabe quién era este décimo héroe que la historia no lo recogió”, explicó.  

Otro religioso comprometido con la gesta libertaria es Juan de Dios Delgado, era responsable de los Franciscanos. “Tenía la costumbre de refugiar a cualquier perseguido. Él repicó la campana cuando terminó la Revolución, rajó la campana de San Francisco”, contó.

“Después de la Revolución, él siguió refugiando a mucha gente que era perseguida y también apoyó con víveres, él daba alimentos, daba de todo a los revolucionarios”, sostuvo Gerl.

Dato

Fueron los curas quienes descolgaron a los nueve ejecutados y los llevaron a distintas iglesias, como La Merced, El Carmen, San Juan de Dios, San Francisco y los sepultan en secreto. “Desde ahí es que tenemos todavía sus restos concentrados en San Francisco”, dijo el investigador.

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